Boquiabierta,
así es como me he quedado. Después de volver a verlo varias veces, para
asegurarme de que mi imaginación no me había jugado una mala pasada, sigo
asimilándolo. Esas acrobacias imposibles sobre la nieve virgen en algún lugar perdido
me han puesto los pelos de punta. He llegado a pensar seriamente que uno de
ellos acabaría desnucado en el suelo. Los seis minutos se me han hecho
eternos. Ahora, por fin, suspiro
aliviada. Ningún herido, ningún muerto.
He
de admitir que parece divertido. Sino ¿por qué harían todas esas piruetas
extremas? Son muy valientes. Eso o son unos completos descerebrados. Reflexiono.
Definitivamente, los deportes de aventura no son para mí, yo que le tengo fobia
hasta a bichos inofensivos. Me río sólo de pensarlo. El hecho de arriesgar tu
vida por diversión me es incomprensible. Puede que sea entretenido, sí, hasta
que te rompes todos los huesos. Y como también odio los hospitales, me
mantendré alejada de esos “deportes”, admirándolos a distancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario