domingo, 30 de diciembre de 2012

Lista de “deseos” 2013

1.   Volver a Londres

 2.    Convencer a mis padres para que me dejen estudiar en París  (eso quizá me lleve  más de un año)

 3.    Aprender a hacer cupcakes (en realidad, aprender a cocinar)

4.    Ser voluntaria en el hospital St Joan de Deu (hospital especializado en oncología infantil)

5.    Comprarme unos tacones de verdad

6.     Seguir escribiendo aquí (eso no me costará nada)

7.    Cambiarme el móvil (mi Blackberry ya está para tirarla, pero es que me he encariñado con ella)

8.    AHORRAR (lo pongo en mayúsculas, porque sé que me costará)

9.     Gastarme el dinero “ahorrado” en renovar mi armario

10.  Ponerme morena (todo un reto para mí)

11.  Leer Ana Karenina de Tolstoi (he visto el tráiler de la pelicula y me he enamorado, pero el libro es demasiado largo, y mira que a mí me gusta leer)

  12.  PASARLO GENIAL JUNTO A LA GENTE QUE QUIERO



(Este es el trailer de Ana Karenina)

viernes, 28 de diciembre de 2012

Soñadora compulsiva

A veces me pasa que estoy pensando (suelo hacerlo más de lo que me conviene) y mi mente se pierde en las nubes, en otros mundos. Siempre me lo han dicho. Y en esos momentos de paz, mis pensamientos vagan sin rumbo, en libertad. Y en algunas ocasiones, me encuentro soñando cosas de lo más extrañas.


Por ejemplo el otro día, mientras me despertaba, ocurrió lo siguiente. Yo estaba tan tranquila, abrazando mi almohada y preguntándome qué hora sería, luchando por abrir los ojos. Estaba justo en ese momento en que ya no estás dormida, pero tampoco quieres levantarte. Y en es mismo instante, mi mente ...yo que sé. Sólo recuerdo, que de repente me imaginé desayunando en uno de esos acogedores cafés de París, observando a través de la ventana a los transeúntes ir de un lado para otro.

¿París? ¿Por qué París? Mi debilidad siempre ha sido Londres. Pero no, estaba definitivamente en París. Y la verdad es que era bastante feliz, o al menos así me sentía. Bueno, allí se acabó el sueño. Mi padre decidió que era hora de ponerse en marcha y me quitó mi edredón. Y por si no os lo había dicho nunca, mi habitación tiene mucho en común con Siberia. A veces por las noches, hasta puedes oír como entra el viento helado. Así que no tuve más remedio que bajar y desayunar.

Mientras veía Doraemon, me entró un impulso y empecé a buscar universidades en París como si me fuese la vida en ello. Así, una mañana como otra, en plena Navidad. Y se me pasaron las horas, leyendo cosas sobre la ciudad, tomando decisiones. De un día para otro había cambiado mi futuro. Ya no quería oír hablar de quedarme en Barcelona, y ni muchos de entrar en la universidad en la que siempre había querido estudiar.  Todos mis planes desaparecieron ante esta nueva idea.

¿Por qué no hacerlo? Estoy segura de que puedo conseguirlo y de que por lo menos puedo convencer a mi padre (mi madre es harina de otro costal). ¿Es muy descabellado? Nunca me había planteado irme de casa a los 18, pero la gente lo hace ¿Por qué no yo? Siempre me he sentido un poco atada, y la oportunidad de ser libre lo antes posible me resulta muy atractiva y terriblemente excitante.

Y es que nunca he comprendido a la gente que quiere quedarse en el sitio dónde ha vivido toda la vida, convencida de que no hay nada mejor. ¿Cómo saberlo si aún no has descubierto el mundo? Posiblemente, ni siquiera han salido de España, o Europa. Y yo, que sí que he tenido la oportunidad de viajar un poco, siempre he pensado que no he visto nada de nada. Por eso tengo esta obsesión de salir, de pasarme la vida yendo de una punta a la otra del planeta. Es como una inquietud, una especie de necesidad que no puedo ignorar. Y tampoco quiero. Por ahora empezaré por Paris, después Londres y después…bueno, el mundo. Quizá Brasil, o mejor Sídney. Aún no lo sé, pero yo no voy a quedarme quieta, ni hablar.  

Y de repente algo que parecía un inofensivo producto de mi imaginación, se convierte en un objetivo, un sueño que cumplir. Un día sin más, decido cambiar mi futuro. Y eso me da miedo, el hecho de ser tan impulsiva. No creo que sea muy bueno, pero ¿qué le vamos a hacer? Me gusta soñar, pero por encima de todo me gusta cumplir mis sueños. ¿A quién no?

Pd: ¿Qué tal las Navidades? ¿Las habéis pasado bien?



domingo, 16 de diciembre de 2012

El país de la pandereta


A veces me pregunto en qué clase de país vivo, y no sin razón. Y es que cada día alucino más. Después del numerito del rey cazando elefantes en Bostwana, gastandose nuestras pelas en plena crisis económica,  creí que habíamos llegado a nuestro límite. Pero no, nos hemos  vuelto a superar.

 El otro día, un político proclamaba alto y claro, delante de las cámaras de televisión, que se saltaría la ley a la torera si no llegaba a un acuerdo con un gobierno. Todo orgulloso, sonriente, aplaudido por las masas.  ¿Pero qué es esto? España ya no  es una democracia, sino una república bananera, donde cada uno hace lo que le da la gana. Así nos va.

¿Cómo nos van a tomar en serio fuera? Si es que sólo nos falta llegar a las manos. Tampoco me extrañaría tanto. Un asalto Rubalcaba-Rajoy, o algo por el estilo. Sería hasta divertido, y todo. Si es que ya me río por no llorar. Y todos como si la cosa fuera bien. Que les da igual. En este país ya nadie piensa ¿Para qué? Sólo sabemos hacer huelga, esperando que nos hagan caso. ¿Pero es que no se dan cuenta que a los políticos españoles se la bufa el pueblo (por decirlo de alguna forma)? Ellos mientras puedan trincar sin ser pillados, son felices. Sí, los inteligentes tendrían que gobernar, pero resulta que son tan listos que huyen de política. Por eso nos gobierna una panda de idiotas.

 Sólo nos falta ponernos a bailar el Gagnam Style para terminar de hacer el payaso. Si es que el día que despertemos del sueño en el que vivimos, a ver qué cara se nos queda. Por ahora, yo estoy ideando mi plan de huida, porque si el barco (o mejor dicho patera) se hunde, yo no pienso estar aquí para verlo. No tengo instinto suicida, y soy muy consciente de que el chiringuito se puede ir al traste en nada. Así que por ahora cruzo los dedos, como hacemos todos, porque yo sí que no puedo hacer nada. Pero ya veréis como todo sale bien, como todo se arregla en un plis plas. Rajoy será el nuevo salvador, la cara de Papá Noel y todos seremos felices y comeremos perdices. ;)




jueves, 13 de diciembre de 2012

Internet ¿sí o no?

    Es incuestionable que, desde su nacimiento por allá en los años noventa, Internet ha alterado nuestra vida por completo. Y es que hoy en día lo utilizamos para todo: relacionarnos, ver películas, escuchar música, trabajar, comprar, vender, etc. ¿Por qué? Es más cómodo, más fácil, y por encima de todo más rápido.

¿Pero es todo de color rosa? En absoluto. Su aparición también ha desencadenado problemas, entre ellos la perdida de privacidad. Búscate en Google y es muy posible que encuentres información tuya. Lo irónica es que normalmente nosotros mismos la subimos a Internet. También ha afectado nuestra forma de relacionarnos. No es lo mismo hablar a través de las redes sociales que en persona, digan lo que digan. Se pierde toda esa parte no verbal como los gestos o las expresiones, así que bien podrías estar hablando con un robot y ni te enterarías.

Además esto de los Whatsapp, de Facebook,.., no me hace demasiada gracia. La gente cambia (no para bien) detrás de una pantalla, como si ésta se tratase de un escudo que les protegiese. Se vuelven más “valientes”, o eso se creen, porque esconderse detrás de un ordenador  no me parece una hazaña heroica, ni mucho menos. Insultan, difaman, te recriminan…¿No me lo puedes decir a la cara? Así a lo mejor hasta te respondo y todo. Pero no, ocultarse es más fácil. Y este es el tipo de persona (por llamarlo de alguna forma) que ha creado Internet: envidiosos, resentidos y capullos de alhelí (como diría mi profesor de Lengua) que se dedican a hacer daño a los demás o simplemente a joderles.

Por último, sólo puedo preguntarme, si después de todo podríamos vivir sin Internet. Es algo sobre lo que reflexiono frecuentemente (no demasiado, la verdad). Y es que vivo rodeada permanentemente de tecnología: mi portátil, la Blackberry, el e-book y mi Ipod, y dependo bastante de ella (¡es que sin ella no podría escribir aquí!). Así que he llegado a la conclusión de que sí, sí que podría vivir sin todo esto, los seres humanos lo hemos hecho durante miles de años. Pero (siempre hay un pero), después de haberlo probado no pienso dejarlo. Jamás. ¿Soy una adicta? Puede. A lo mejor. Posiblemente. ¡BASTA! (me voy a dormir)



domingo, 9 de diciembre de 2012

Optimismo II - Alguien a quién amas


Después viene la persona a la que amo. Eso fue difícil. En mi vida, hay mucha gente importante. Desde mi familia, mis amigas, y ciertas personas a las que tendría que olvidar, por mi propio bien ¿Pero qué le vamos a hacer? Muy lista para unas cosas, muy tonta para otras, como siempre me repite Nerea. Sí, tiene razón, por una vez (¡El resto del tiempo soy yo quien la tiene!)

Bueno, me salté las normas, últimamente lo hago mucho. ¿Por qué poner una persona, si tengo seis maravillosas a las que no cambiaría por nada en el mundo? Mi familia. Papá, mamá, Héctor, Ale, Quique y Zito. Somos muchos, demasiados, pensareis quizá. Pero ellos me hacen más fuerte, están allí cuando me caigo, y sé qué harían cualquier cosa por mí. ¿Qué más? ¡Ah, sí! Porque juntos, nos lo pasamos de miedo. Descubrimos el mundo, aprendemos uno de otros, y somos únicos, o eso me gusta pensar. Si es genial tener a una persona siempre de tu lado, imaginaos a seis: el equipo García.

A medida que voy creciendo, me voy dando cuenta de la suerte que tengo. Muchísima. Cada vez es más común el divorcio, y en medio siempre están los niños, que son los que más sufren. Sí, los padres rehacen su vida, forman nuevas familias, pero no es lo mismo. A mí, en cambio, me ha tocado la lotería con la que tengo. Sí, a veces las cosas se complican, pero juntos superamos cualquier obstáculo. Somos un conjunto ecléctico y ruidoso, que no deja a nadie indiferente. Porque si algo hacemos bien, es llamar la atención, aunque no lo queramos. Es lo que tiene ser tantos. Pero no cambiaría por nada a estas seis personitas. Por nada en el mundo. 

Continuará...


martes, 4 de diciembre de 2012

"IF..." - Rudyard Kipling


IF you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don't deal in lies,
Or being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise:
If you can dream - and not make dreams your master;
If you can think - and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: 'Hold on!'

If you can talk with crowds and keep your virtue,
' Or walk with Kings - nor lose the common touch,
if neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it,
And - which is more - you'll be a Man, my son!



sábado, 1 de diciembre de 2012

Optimismo I - Un recuerdo bonito


Hace unos días, mi profesor de filosofía nos propuso una actividad para fomentar el hábito del optimismo. ¿Qué tiene que ver con la materia?, pensareis. Ni idea, pero me pareció interesante. Consistía en recortar tres círculos de diferentes colores (yo simplemente los pinté) y escribir:

- un recuerdo bonito
- alguien a quién amas
- un sueño

Al principio parece sencillo, hasta que empiezas a comerte el coco. Sin embargo, al final lo conseguí, no sin esfuerzos. ¿Queréis que os hable de lo que puse y el por qué?

Como recuerdo bonito escogí Brighton, esa ciudad costera del sur de Inglaterra en la que esta implacable bloguera estuvo suelta durante un mes para “perfeccionar” el idioma. Por supuesto, lo mejor no fue eso, sino el poder hacer lo que me daba la gana. Literalmente. Me levantaba a las doce, volvía de madrugada y nadie me decía nada. LIBERTAD. Y mis padres tan tranquilos, pensando que yo estaría recluida como si fuese un convento. No les dijeron que Brighton era como la fiesta de Inglaterra. Menos mal, o no me habrían mandado allí ni locos. Escapadas de fin de semana a Londres, veladas en pubs y mucho Coco Loco.

Ese viaje me cambió. Ya no me tomo la vida tan en serio, soy más feliz. Esa parte de mí que me impide ser yo misma por culpa de lo que piensen los demás, ahora es más pequeña. Allí nadie me conocía. Era como una pizarra en blanco, y yo tenía el rotulador con el que dibujar. Y me dibujé a mí misma, quien quería ser en realidad. Decía y hacía lo que quería, sin que nadie me juzgara. 

Así que gracias a Fabienne, mi suiza preferida, a Irene, porque si separadas éramos terremotos, juntas imaginaos, a Letizia, su desparpajo y su lengua demasiado suelta, a Harun, el ingeniero que aún no era ingeniero, friki y que nos hacía reír a todos, a Ayşenur, esa turca que hacía lo que le daba la gana, a Owen, el coreano que decía que sonreía demasiado (yo le llegué a decir que todos los coreanos eran iguales), a Adrià, una versión de mí misma, loco por las compras y un histérico (en el buen sentido), Yi-Shan Wu, una niña en cuerpo de mujer y muchos más. Viví historias inolvidables (mías y de otros) y me lo pasé en grande. 

¿Volveré? No lo creo. Mejor que se quede como lo recuerdo. El Pier, los noodles, Spanish Place, Preston Park, Patcham. Desordenado, colorido, con olor a mar. Un lugar increíble, que fue capaz de cambiarme a mí, la persona más cabezota a la que este mundo tendrá que enfrentarse. ¿Cómo? A base de felicidad. 

Continuará...