lunes, 24 de junio de 2013

Noche. Oscuridad.

Noche. Oscuridad. Un cielo sin estrellas. Un camino sin final. Cuando salen monstruos del armario, de debajo de la cama, y nuestros miedos se hacen realidad. ¿Cuántos niños la temen? Duermen aferrados a sus ositos de peluche, protegidos por capas de mantas, y si las cosas se ponen feas, salen disparados hacia la cama de sus padres.

Conversaciones especiales, recuerdos inolvidables. Y es que de noche todo resulta más mágico ¿Por qué? Yo qué sé. Quizá es que en cuanto la luz se va, cambiamos, nos relajamos, somos más felices. Quizá sólo sea yo.

Desaparecen los problemas, te sumerges en el mundo de los sueños. Divertidos, románticos, horribles. Y siempre surrealistas. Un mundo sin horizontes, sin límites. En el que cabe todo lo que puedas imaginar. Libertad de soñar, escribí una vez. Vives otras vidas, descubres nuevos lugares y te reencuentras con personas olvidadas, que ni siquiera te molestaste en conocer. Son segundas oportunidades, para decir lo que no pudiste, para hacer lo que no te dejaron.

Entonces despiertas, y la rutina te explota en la cara. Sin avisar. Y necesitas un café cargado y una ducha larga para bajar el regusto amargo que te deja. Porque sabes que te quedan algunas horas hasta volver a ese gran mundo, o pequeño, según quién lo juzgue. Para mí el mejor. No es que odie mi vida, sino que mi mente crea una que me gusta mucho más. Y es que la realidad no es siempre la mejor versión de una historia.




miércoles, 19 de junio de 2013

Mi rincón

Hace tanto, tanto tiempo que no escribía en mi pequeño rincón. Pero, ¡ya está! He terminado todos mis exámenes, todos mis trabajos, todo lo que tenía que hacer. Por fin. Ahora empieza mi verano, bueno no literalmente. Porque aquí en Barcelona aún no ha llegado el verdadero calor y esperemos que no lo haga hasta que yo vuelva a tierras inglesas, que por lo que me han contado, el tiempo sigue como siempre (nublado y lluvioso).

Bueno, hoy quería compartir otro rincón de mi vida: mi habitación. Es algo especial, algo diferente, un poco como yo. Mi refugio, mi mundo.
         

 Esta foto ocupa toda una pared de mi cuarto. No sé dónde la hicieron, pero en cuánto la vi supe que era perfecta. ¿Hay algo mejor que despertarse cada día con una puesta de sol espectacular sobre el mar azul?




A la izquierda está mi cama, el mejor lugar del mundo . Por si no lo sabéis, mi habitación parece Siberia durante el invierno, por eso cogí el edredón más gordo. Además me encantan los dibujos de la colcha. El cojín que hay encima es de Istambul: sí, es cutre, lo sé, pero en cuanto lo vi en el Gran Bazar, fue amor a primera vista, y conseguí regatear hasta comprarlo por unos 3 euros. La verdad es que no pude dejar de sonreír en todo el día, y ahora no puedo dormir sin él.  Otro souvenir es la máscara que compré en Venecia hace algunos años. Me pasé horas y horas buscando una perfecta, hasta que al final la encontré en tienda enana de una calle perdida entre tantos canales. Son caras, pero merece la pena comprarlas porque son recuerdos especiales.

A la derecha está mi armario, bueno, o lo que sería mi armario. Necesita una buena limpieza y que se vacíen un poco las estanterías.  Adoro comprar y a mi madre también, por lo que mi armario está a punto de explotar ¡Vivo con el miedo de que un día se me caiga la ropa encima!. Al final, he llegado a la conclusión de que cuando tenga casa propia, es necesario que haya un vestidor enorme, necesario de verdad, tipo el de Carrie en Sexo en Nueva York, con armario para zapatos y todo, porque eso sí, los tacones y yo somos inseparables. Es una de mis pequeñas adicciones.




Este es mi querido escritorio, que debe tener unos 8 años, y lo debo haber utilizado menos de una decena de veces (aquí he exagerado un poco). Como podéis ver en la foto, me sirve de almacén a pequeña escala: libros, cuadernos, joyeros y la lámpara de perchero.

Eso sí, es muy bonito, queda genial en la habitación, pero es que yo soy más de estudiar en la cama,  o paseándome por la casa, de arriba a abajo.


Ésta es otra esquina de mi cuarto: lo que queda de mis peluches después de que mi madre hiciera limpieza hace algunos años (tenía millones y millones, y estos son los únicos que pude salvar de la basura), un baúl que es mejor no abrir, a saber lo que hay dentro, y mi carpeta de dibujo camuflada detrás. Sí, voy a clases de dibujo, porque me gusta mucho aunque en realidad no se me dé demasiado bien.  Es muy frustrante. 




Be always happy, or at least try it!
Because with a smile, the world seems a better place.







A la izquierda otra esquina especial, el significado de mi nombre. No sé si me define muy bien pero me hacía ilusión tenerlo, y un año los Reyes Magos lo dejaron a lado de los demás regalos. A la derecha, un prueba evidente de mi amor por los tacones. Los negros me encantan, pero con los rosas fue amor a primera vista, me llamaron desde la estantería de Stradivarius y tuve que comprármelos (¡No tuve más remedio!). ¿Y el bolso? Espectacular. No puedo esperar a tener otra ocasión para llevarlo.


Éste es el estado de mi habitación cuando estoy de exámenes. Como veis estudio en la cama, porque mi escritorio desaparece (literalmente). Y sí soy capaz de vivir en un sitio así. Es perfecto.