miércoles, 27 de marzo de 2013

Estambul #1

No es por daros envidia ni nada, pero ahora mismo estoy estirada en una cama enorme disfrutando de las vistas nocturnas de una Estambul iluminada por cientos de luces. Bueno, añadiré que estoy sola porque mi hermana no llega hasta mañana por la mañana, aunque tampoco importa mucho. Y es que estoy en estado de shock. Boquiabierta aún.

Me explico. Siempre imaginé que Estambul no llegaría a gustarme, ya que podía dibujar el aspecto de una ciudad en ruinas. Cuanto me equivocaba. Sí, es verdad, presenta centenares, quizá miles y miles de viejos edificios, cuyas fachadas descoloridas se alzan a penas como fichas de dominó sobre las colinas de Estambul. Una ciudad sin límites, y que mires por donde mires, hasta donde tu vista alcance, solo verás una marea de cemento. Pero esa colmena desordenada que se extiende tanto por Asia como por Europa esconde su encanto en su interior. El tráfico salvaje, donde no hay ley o semáforo que impere, los cientos de puestos callejeros que venden comida típica del país y los grandes bazares que te ofrecen de todo (ya sabéis lo que me gusta comprar). 

¿Y la gente? La gente es increíble. Los turcos son una mezcla entre europeos y musulmanes que respetan tus ideologías mientras respetes las suyas. Así en una misma calle puedes encontrarte con iglesias y mezquitas, con mujeres que llevan burka y otras con falda. Y eso me parece impresionante, el ser capaces de vivir en paz en una ciudad pese a que crean en cosas diferentes, y además siendo tantos (casi 14 millones de habitantes). Este logro no es más que otro atractivo de Estambul. Aunque llueve, la temperatura no supera los 10 grados y me he despertado a las 3h30, hoy he tenido un día extraordinario. Esperemos que el resto sea así, al fin y al cabo las apariencias siempre engañan.

Por último, un consejo que os doy por si algún día os decidís a venir a Estambul: nada de tacones o no parareis de meteros ostias contra el suelo. Os lo dice alguien que sabe del tema ;)

lunes, 25 de marzo de 2013

Rimas de Bécquer #2


RIMA LXXX

Aire que besa, corazón que llora,
Águila del dolor y la pasión,
Cruz resignada, alma que perdona...
Eso soy yo.

Serpiente del amor, risa traidora,
Verdugo del ensueño y de la luz,
Perfumado puñal, beso enconado...
Eso eres tú.

RIMA LXXXIII

Solitario, triste y mudo
Hállase aquel cementerio;
Sus habitantes no lloran...
¡Qué felices son los muertos!

RIMA VXXXIII

Es el alba una sombra
De tu sonrisa,
Y un rayo de tus ojos
La luz del día;
Pero tu alma
Es la noche de invierno,
Negra y helada.

RIMA XCIV

Podrá nublarse el sol eternamente,
Podrá secarse en un instante el mar,
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón,
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.


martes, 19 de marzo de 2013

Rimas de Bécquer #1

Aquí os dejo una pequeña selección de mis rimas favoritas de Gustavo Adolfo Bécquer, uno de mis poetas favoritos.

RIMA XXI

—¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas

En mi pupila tu pupila azul,

¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.


RIMA XXX 

Asomaba a sus ojos una lágrima 
y a mi labio una frase de perdón; 
habló el orgullo y se enjugó su llanto, 
y la frase en mis labios expiró. 

Yo voy por un camino; ella, por otro; 
pero, al pensar en nuestro mutuo amor, 
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? 
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?


RIMA XXXVIII

Los suspiros son aire y van al aire. 

Las lágrimas son agua y van al mar. 
Dime, mujer, cuando el amor se olvida, 
¿sabes tú adónde va?


RIMA XLIX

Alguna vez la encuentro por el mundo,
Y pasa junto a mí;
Y pasa sonriéndose, y yo digo:
—¿Cómo puede reír?


Luego asoma a mi labio otra sonrisa,

Máscara del dolor,
Y entonces pienso: —Acaso ella se ríe,
Como me río yo.


jueves, 14 de marzo de 2013

La chica de al lado #2

                                                 La chica perfecta

Te la encuentras en el bus, el metro y el tren. Siempre escuchando música, con las manos apretando los puños de la sudadera. Mira hacia abajo, y unos bonitos mechones oscuros le esconden el perfil. No paras de observarla, deseando verle la cara, preguntándote de qué color serán sus ojos.

Entonces, levanta la vista y el corazón se te encoge al enfrentarse a tales ojos. Tan claros, tan azules y sin embargo tan fríos. No hay nada. No queda nada. Ni un solo rayo de vida. Es un cuerpo vacío que se esconde en sudaderas anchas y se muerde las uñas. ¿Qué le habrá pasado? ¿Qué le habrán hecho? ¿Quieres saberlo? Sigue leyendo.

Es Amelia, Eli para los que la conocemos, y lo que le ocurre es que le han roto el corazón. ¡Qué tontería!, pensaréis. ¿Por eso está así? Ajá, tan simple como eso. O complicado, según como lo mires.

Cuando estudiaba con ella, Eli era la chica perfecta. No recuerdo en ella nada que pudiese considerarse extraordinario. Vestía como la gente normal, tejanos, cazadoras y camisetas de colores vistosos. No era ni la más popular, ni la más lista, ni la más de nada, pero era la chica perfecta. Quizá porque siempre sonreía, o tenía una palabra amable, quizá porque precisamente no era la más de nada.

Tampoco me acuerdo de quien la empezó a llamar así, puede que un admirador secreto o una de sus amigas, pero en unos días nos olvidamos de su verdadero nombre. ¿Le molestaba? Sí fue así, nunca dijo nada. En realidad parecía hacerle gracia, como si se lo tomase a broma. Ahora, en cambio, creo que sería capaz de arrancarte la cabeza si alguna vez te atreves a mencionar ese mote. Lo digo en serio.

Bueno, pasemos a lo que de verdad importa ¿no? Todo empezó una primavera. Chico guapo conoce a chica perfecta. Chica se enamora de chico y ¿viceversa? Ni idea. Rosas, citas y horas al teléfono ¿Cuánto tiempo salieron? ¿1 año quizá? No sé, pero estaban hasta en la sopa. Juntos de la mano a todas horas. Eran inseparables, y tenían algo muy especial, o eso nos pareció a los demás. Así que supongo que no os extrañareis si os cuento que empezaron a llamarlos la pareja perfecta. ¿Quién podría imaginar que todo terminaría como lo hizo?

La primavera volvió, y chico guapo conoce a chica mona. Otra vez. Quizá sea el polen de las flores, yo que sé. Total, que chico guapo se “enamora” de chica guapa. ¿Y cómo se enteró Eli? Por Facebook. Una foto de ellos en Facebook. Traicionada, humillada ante el mundo ¿Cómo digerir aquello? Las vacaciones planeadas para verano canceladas, sus regalos en el trastero y las fotos en el fondo de la basura. ¿Pero cómo borrar los recuerdos? ¿Cómo olvidar las tardes en la playa, las salidas al cine o una escapada de fin de semana por su cumpleaños? ¿Cómo olvidar el amor? ¿Cómo sacarlo de su corazón sin hacerse añicos, sin derrumbarse?

Tampoco os penséis que Eli se quedó de brazos cruzados, llorando en un rincón. No era así, no era una mosquita muerta, ni mucho menos. Y es que, cuando él fue a verla al insti para saber porque no le contestaba los mensajes, ella sin decir ni mu, le dio un bofetón limpio. Delante de todos. Recuerdo que la gente se quedó en silencio, todos con la boca abierta, alucinados, sólo se oía el susurro del viento. Al cabo de un momento, todos comenzaron a gritar, a pedir más. Pero ella, la dignidad personificada, solo dijo:

- Espero que ella te quiera la mitad de lo que te he querido yo.

- Vamos Eli, eres la chica perfecta…

Ahí llegó el segundo bofetón. Ni siquiera le dejó terminar la frase. Después, se giró sobre sus talones, con los ojos llenos de lágrimas y se abrió paso entre la multitud que los rodeaba, que ansiaba más drama. Y es que la chica que decían que era tan perfecta, con el corazón roto, ya no lo parecía . A la gente, no sé por qué, eso le encantó.

¿Os seguís preguntando por qué está así? No sólo le rompieron el corazón, le quitaron todo en lo que creía. Le prometieron el mundo y no le queda nada más que un corazón que no deja de sangrar y un orgullo destrozado.   Ahora, lucha por levantarse, por vestirse, por salir de casa. Hasta respirar le cuesta, le duele. Es como un alma gris que deambula por el mundo sin rumbo, ajena a lo que sucede a su alrededor, buscando desesperada algo a lo que aferrarse para no morir ahogada, asfixiada por su propio sufrimiento.  

Lo que ni ella ni nadie sabe aún, es que un día Amelia se levantará sin ganas, ni siquiera se molestará en maquillarse ¿para qué?,  y que cogerá el tren que siempre coge a la misma hora en la misma estación. Parecerá un día como otro cualquiera. Una noche oscura sin ninguna estrella que la ilumine. Pero entonces, chica perfecta conocerá a chico perfecto. ¿Perfecto porqué? No será el más guapo, ni el más fuerte, no será el más en nada, pero sí el chico perfecto. Quizá porque siempre sonreirá, o estará dispuesto a ayudar, quizá porque precisamente no será el más de nada.

Puede que Eli comprenda que el mundo no se ha terminado, que la vida sigue adelante, llena de oportunidades como esa. Que no es ni blanca ni negra, sino de vivos colores. Y especial. Que no existe un THE END como en las películas, o príncipes azules dispuestos a buscarte en los confines del mundo. Que el dolor es algo pasajero, como el placer. Y que no tiene por qué haber un solo amor. Quizá entonces, chica perfecta se atreva a enamorarse de chico perfecto, y viceversa. Nuevos recuerdos, nuevas promesas. ¿Quién dice que no le volverán a hacer daño? Sólo el destino lo sabe, si es que existe ¿Pero no es mejor eso que arriesgarse a vivir sin amor?  

La chica de al lado