sábado, 12 de mayo de 2012

Blanco o Negro


La Revolución Industrial en el siglo XIX, propició que el capitalismo se convirtiese en el modelo económico predominante tanto en Europa Occidental como en América del Norte. Adam Smith, su fundador intelectual, estableció los principios del liberalismo económico, es decir, la búsqueda del máximo beneficio, la regularización de los precios gracias a la ley de la oferta y la demanda, la abstención del Estado de intervenir en el funcionamiento de la economía y el derecho a la propiedad privada.
La economía y sobre todo el mundo de las finanzas relacionado con la bolsa de valores son impredecibles. Puedes ganar mucho o perderlo todo en segundos. Es cuestión de suerte, pura y dura. A lo mejor tienes un sentido de las finanzas desarrollado, pero nadie te garantiza que todo salga bien. Sin embargo, ya no es que los inversores, las agencias de calificación o los bancos de inversiones como Goldman Sachs se arriesguen jugando con el futuro de las empresas, eso ha pasado a ser aburrido ¿no es más divertido jugar con países y su posible quiebra? Más emocionante, sí, pero también más peligros. Pongamos por ejemplo, que yo, “gurú” de las finanzas advenedizo, mañana, mientras me tomo mi café matutino y leo la prensa, decido que una empresa como Iberdrola quebrará pronto, basándome  por supuesto en información y mis previsiones, y que por lo tanto el valor de las acciones de sus inversores descenderá en picado ¿Entonces qué ocurre? Muy fácil, que cunde el pánico, y los inversores empiezan a vender y a vender, sin que nadie quiera comprar esas acciones, así que la empresa se ve perjudicada cuando a lo mejor todo le iba bien.

¿Ahora pensemos en países? Si mañana una agencia de calificación como S&P rebaja la nota de la deuda de un país como Portugal o Grecia ¿qué pasa? Los inversores dejan de fiarse de que ese país pueda devolver su deuda y empiezan a creer que se acerca peligrosamente a la quiebra. Toda esta situación me recuerda al Monopoli, un juego donde tú compras las calles según su color, sólo que en el mundo real las calles son países y el color sería lo que nos fiamos de que pueda devolver su deuda. Para que nos entendamos, Grecia estaría entre las marrones y España no llegaría a las rosas. Nadie quiere esas calles, no es un negocio rentable. Al final, todo es un juego de azar ¿no?, todo consiste en tirar los dados, decidir entre comprar o vender y rezar para que el negocio te vaya bien.

 Reconozco que el juego de las finanzas (no puedo llamarlo de otra manera), debe ser bastante entretenido (siempre me gustó el Monopoli). Sólo tiene un reparo, uno bastante considerable, uno que me pone los pelos de punta. Los inversores y las agencias de calificación no sólo especulan con dinero, sino que especulan con vidas, sueños y futuros. Como si fueran Dios, vamos. Son responsables de lo que les pasen a millones y millones de seres humanos. Es asqueroso, casi vomitivo lo que esa gente puede hacer por el dinero ¿Para qué? Ellos acabaran un día tan muertos como yo ¿y qué harán con todo ese dinero? ¿Lo enterrarán con ellos? Sería algo memorable de ver, aunque no creo que por llevarse el dinero al otro mundo, ellos sean más felices que yo. Y si lo que quieren es emoción y riesgo, que se dediquen a hacer puentin o que jueguen a la ruleta rusa, que es lo mismo, sólo que esta vez su vida es la única que está en peligro.

Por otro lado, pensándolo bien, el capitalismo no es tan malo ¿no? Quiero decir, que  tampoco nos ha ido tan mal con él ¿verdad? Vivimos mejor que hace años,  de eso no hay duda. Es verdad que hay ricos mucho más ricos y pobres mucho más pobres. Sin embargo, el ser humano no es perfecto, así que ¿cómo algo que haya sido creado por él puede serlo? También es un hecho que este sistema económico sufre crisis de vez en cuando, que cunde el pánico y que de repente nos encontramos con el agua al cuello. Pero a lo mejor es porque no sabemos controlarnos o quizá porque nos confiamos demasiado. Hace unos años si una familia no tenía un apartamento en la playa como segunda residencia, dos coches y se iba esquiar en invierno, no era nadie. ¿Sobrepasamos los límites? ¿Fuimos demasiado lejos? Cuando todo va tan bien, nunca te esperas que pase lo peor, hasta que pasa. Los seres humanos tenemos el defecto de olvidar fácilmente los errores que hemos cometido en el pasado, por lo que estamos condenados a repetirlos. No es que el capitalismo no funcione, es sólo que nosotros aún no hemos aprendido a manejar el dinero, a no abusar de él.

Finalmente, sólo quiero añadir que los que critican tanto este modelo de economía, que propongan ideas nuevas, sistemas alternativos. Es fácil quejarse y no hacer nada, pero no nos hace avanzar. No digo que el capitalismo sea justo ¿pero es malo? La vida no es justa pero es buena, o eso espero. Estamos tan acostumbrados, seguramente porque nos lo han enseñado desde pequeños, que si algo no es bueno entonces es malo, que si algo no es justo es directamente injusto. No es verdad, existen niveles intermedios entre los antónimos. Nada es ni blanco ni negro, todo es simplemente gris.


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