martes, 7 de agosto de 2012

Hey, Soul Sister!


Aunque su pelo californiano suele dar el pego, cuando la conocí no era rubia (¡tenía que decirlo!). Tampoco llevaba tacones kilométricos, ni rímel en los ojos. Eso vino mucho después, cuando ya era “mayor”. ¿Las comillas a qué vienen?, os preguntareis. Muy fácil. Puede que sea más alta, más esbelta y más de todo (bueno, por supuesto), pero detrás de ese aire adulto y sofisticado que la envuelve, se esconde la misma niña de sonrisa pícara junto a la que inventaba empalagosas historias de amor entre barbies y kens.

Mis primeros recuerdos de ella son borrosos y algo confusos. Una chica con coletas altas, un discman, ella estudiando… ¿un cuadro? “El nacimiento de Venus” de Botticelli, gafas de sol enormes, pantalones de campana, lunes madrugadores, Pikachu (no hablo del bicho amarillo), mucho Frenadol y mucho chocolate. Un mosaico de imágenes entrañables.

Aunque te he abandonado numerosas veces en medio de la nada, sabes que estaré a tu lado cuando lo necesites (casi siempre). ¡Ah, por cierto! Quiero dejar claro de una vez por todas un asunto: yo no te dejé tirada en mitad de Asturias, en aquel río helado. Fue tu culpa por no enseñarme a frenar la canoa. Y es que para quienes no lo sepan, mi hermana y yo somos de lo más aventureras. No es que nos guste especialmente, pero al final siempre acabamos de Indiana Jones: paseos a camello por el desierto, bungalós en medio del bosque rodeados por animales salvajes, habitaciones infestadas de bichos, incursiones en la selva tropical, regateando ferozmente en el zoco, asomándonos a ruidosas cataratas, conviviendo con tribus africanas…y mucho más.

Y es que en cada aventura sólo hay lo de siempre: dos locas hermanas, inconscientes y con muchas ganas de divertirse. Una rubia y una morena, una que tira hacia delante y una patosa, una que controla y una que sigue a la otra...dos que se ríen, que gritan, que se esconden debajo de las sábanas y que creen que la otra va a salvarlas. ¡Lo normal, vamos!

Al final después de muchos ataques de corazón, tengo que reconocer que nos lo pasamos bastante bien. Ella es más alocada, con una alegría contagiosa, yo soy más tranquila y con los pies en la tierra. Aún no sé quién es la más madura ¿Para qué? Ella sabe que si no quiero, no le hago caso y viceversa. Si es que en el fondo somos unas cabezotas infantiles. Iguales. Buscando salirnos siempre con la nuestra.

Una nueva hazaña nos espera a la vuelta de la esquina, seguro. Habrá más miradas cómplices, más partidas de cartas, más carcajadas al anochecer. Cotilleando a todas horas, criticando a todo el mundo, charlando de series y comiendo filipinos. Conversaciones de interés mundial, las que tenemos. La chincho, la hago rabiar cuando me aburro, pero sé que puedo contar con ella, porque si necesito hablar  con alguien, ella estará para mí al otro lado del teléfono. Y si nos veis paseando por Barcelona, nos reconoceréis al instante: una rubia y una morena, armando escándalo con sus risas, atracando las tiendas, cogidas del brazo, con las cabezas pegadas, poniéndose al día en una guerra de cuchicheos ininteligibles. No sé qué haría sin ti, soul sister ;)


No hay comentarios:

Publicar un comentario