Mostrando entradas con la etiqueta opinión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta opinión. Mostrar todas las entradas

martes, 29 de octubre de 2013

Momento Importantes

La vida cambia en unos instantes. De repente todo salta por los aires, da un giro de 180 grados y no puedes hacer nada para evitarlo. Son oportunidades que caen del cielo, paredes de ladrillos contra las que te estrellas, acontecimientos felices y sorpresas desagradables. Son los momentos importantes.

Imagina un río, que fluye tranquilamente a través de campos y ciudades, despacio, con calma. Las miles de gotas de agua se dejan llevar por la corriente, hasta que llegan a una cascada. ¿Qué pasa entonces?Inevitablemente, el agua cae a borbotones, se desliza en el aire, se estrella contra las rocas, formando mareas de espuma y nubes de vapor. En mitad de todo ese espectáculo, esas gotas eligen un nuevo rumbo, un nuevo lugar, aceleran o frenan, se juntan, se separan, y recuperan la tranquilidad, la estabilidad, hasta la próxima catarata que las haga volar. Saltar por los aires. 

Durante esas cascadas, decides cómo quieres vivir tu vida. Defines quién eres y qué quieres ser.  Cierras capítulos que deberías haber dejado de lado hace tiempo, y coges trenes que sólo pasan una vez en la vida. Momentos en los que dejas atrás el pasado y olvidas el futuro: sólo el presente cuenta. Te recompones, te reinventas, o como se ha puesto de moda hoy en día: te reciclas. 

Sí, en una vida suceden pocas cosas. Cuando te centras en lo que importa y lo demás te da exactamente igual . Hechos puntuales, desperdigados entre los años.  Y nos llevan a nuevos lugares, nos entrelazan con desconocidos. Probamos cosas diferentes, empezamos otras aventuras. Nos permiten recuperar las riendas de una vida muchas veces abandonada, manipulada. Cansada. Esos momentos nos hacen abrir los ojos, reaccionar y escribir de nuestro puño y letra el destino. Nos hacen vivir.





domingo, 20 de octubre de 2013

El Viaje Perfecto

En esos días en los que me siento aplastada por una pila inhumana de resúmenes y nada sale como quiero, mi mente se dedica a elaborar los mejores sueños. ¿El tema de esta vez? El viaje perfecto.

El momento en el que el avión despega, deja de tocar el suelo, la forma en la que atraviesa las nubes, hechas de delicado algodón, el azul del mar y del cielo, las ciudades de luz a medianoche, esa sensación de estar flotando. Todo empieza allí. Y sólo por estar en el aire, ya acaricias la libertad.

Vía de escape. A cualquier hora, sin un plan determinado. Sólo necesitas un billete y ganas de cambiar, de descubrir lo que hay allí fuera. Más allá del horizonte, del miedo a lo nuevo, donde cosas increíbles llegan a ocurrir.  Así que mi mente decidió pasearse por esos momentos, los que hacen inolvidables un viaje, y ya de paso crear nuevos. Soñadora compulsiva, mi mejor defecto, y no me arrepiento.

   Sí, podríamos imaginar cientos de fantásticos viajes, desde un safari por África  hasta un par de semanas tirada en las playas tailandesas, pero seamos sinceros: siempre está ese viaje de ensueño que hemos planeado al detalle. Y yo he tenido unos cuantos. Desde visitar al Papá Noel en Laponia, cuando tenía 4 años (sueño cumplido a los 10, pero con la misma ilusión) hasta pasear bajo la fría lluvia de Londres (mi niña mimada). Así que durante una tarde gris y nubosa, mientras yo me comía el coco con las incomprensibles opiniones de filósofos griegos, mi imaginación despertó, dispuesta a echar a volar.

Sudamérica. Excitante, colores vibrantes, llena de ese ruido que te hace sentir viva, alegre, impactante, donde la gente parece que ve la vida de otra forma, listos para disfrutar cada día, sin importar lo que depare el mañana. Sin miedo, saboreando cada instante de la vida.

Argentina. Primero, porque en mi opinión, nadie habla mejor el español que ellos. La música, la pasión, en cada palabra que pronuncian. Ya sólo por eso, este país me tiene enamorada. Pero la aventura debe seguir. Bajar hasta la Patagonia, hasta que lo único que me rodee sea el hielo, el aliento gélido del aire acariciando mis mejillas, sentirme sola y respirar hondo. Dar un paseo en tren por la Pampa, con la nariz pegada a la ventana y los ojos bien abiertos. Bailar un tango en Buenos Aires (primero tendría que aprender, pero eso es solo un pequeño inconveniente, nada por lo que preocuparse) y comer carne a la parrilla con toneladas de salsa chimichurri, hasta que mi estómago no pueda más. Papá estaría encantado con este plan, toda actividad que implique una mesa, carne y una buena botella de tinto tiene inmediatamente su aprobación.

Siguiente parada: Brasil. Y si algún día voy, será en febrero, sólo para ir al Carnaval de Río y bailar samba hasta que me quede sin zapatos. Bueno, siempre puedo seguir bailando descalza, en medio de sonrisas y con los brazos alzados al cielo. Felicidad en estado puro. Beber una caipiriña mientras me tuesto bajo el sol de la playa de Copacabana y cotilleo de todo y de nada o leo un buen libro, de esos que solo te puedes permitir en vacaciones. Adéntrame en la selva amazónica, a lo Indiana Jones, aunque no sea una buena idea. Ya sabéis, los bichos y yo, nunca hemos tenido la mejor de las relaciones. Un paseo en canoa por el río y un suspiro delante de las cataratas de Iguazú.

Y si aún me quedasen fuerzas, cogería un avión y me plantaría en Machu Picchu, dispuesta a empacharme de comida peruana y a sentir la libertad en mis pulmones, la cara bañada de luz y gritar a la nada en la cima de esas montañas y verdes valles, del mundo

Una aventura increíble ¿verdad? E imposible de cumplir a menos que seas millonario, pero como siempre digo, dispuestos a soñar, mejor soñar en grande ¿no?


lunes, 23 de septiembre de 2013

Paris #1: La Ville Lumière

Suena la alarma. Son las 6 de la mañana y los primeros rayos iluminan las calles. Sin embargo, en vez de remolonear entre las sábanas, me levanto de un brinco. ¿Por qué? ¡Porque me voy a París! ¡PARÍS!

Termino mi maleta, me visto a trompicones (mi equilibrio nunca ha sido bueno) y desayuno lo que mi estómago me permite, atenazado por los nervios. Excitada, no dejo de ir de un lado a otro, volviendo locos a mis padres.

Llegamos al aeropuerto justo a tiempo, facturo la maleta (por primera vez, no temí sobrepasar el límite de peso permitido), paso el control de seguridad que milagrosamente no pita y nos acomodamos en las sillas del aeropuerto, matando el tiempo con las cámaras de fotos y las redes sociales.



Dos horas, un montón de risas y alguna que otra foto después, cogemos el tren que nos lleva al centro de la ciudad. Tardamos más de lo previsto, ya que la policía detuvo el transporte ferroviario al descubrir un paquete sospechoso en las vías del tren. (En Francia, estaban en alerta roja por amenazas de atentados terroristas causadas por la posición del país en la guerra de Siria.) Aunque cansados y hambrientos, supimos entretenernos. Yo, más feliz que una perdiz con mi nueva sudadera del monstruo de las galletas (con el que me siento muy muy identificada).


El hotel, un Ibis Style, fue calificado como un puticlub, con bastante acierto la verdad (si lo vieseis sabríais porqué), de habitaciones enanas y decoración “moderna”. Bueno, dejemos el tema aquí y continuemos con la comida: una maravilloso bagel de salmón asquerosamente caro. Y es que París es París, mes amis.


Después de un viaje en metro de infarto (hora punta, apretados como sardinas, acompañados de parisinos cabreados y más paquetes sospechosos), llegamos à les Halles (antiguo mercado de la ciudad). De allí caminamos por la rue Rivoli, pasamos por la Place Vendôme




La ópera de París (¡bastante más impresionante que el Liceu de Barcelona!)...




Donde cogemos el metro hacia l’Hôtel de ville (el ayuntamiento, y ¡qué ayuntamiento!), cruzamos el Sena hasta la Ile de la Cité y llegamos a la catedral de Notre-Dame de Paris. 





¿Descanso? ¡Qué va! Descubrimos le quartier de Saint-Michel antes de embarcarnos en el bateau mouche (eso barcos alargados que pululan por el Sena).




Contemplo la ciudad iluminada por miles de luces, mientras el barco surca el río en silencio, y descubro por qué tanta gente acaba enamorándose de ella. No hay nada que se le parezca en el mundo. Magnifica, es la palabra. Y sin saber por qué, siento algo en el corazón, una especie de ansiedad, al darme cuenta de que unos días vuelvo a casa. No quiero, no puedo. Acabo de encontrar una parte de mí que nunca he sabido que existiese.  


Una crêpe para cenar (adicta desde ese momento) y de vuelta al hotel a medianoche. ¿A dormir? ¡Jamás! Pese al cansancio, ahora empieza la fiesta, 


viernes, 20 de septiembre de 2013

FF #1: Orgullo y Prejuicio

¡Ya estoy en París! Pero no descuido mi muy querido blog aunque esté en la ciudad de la luz. Y no os preocupéis, en unos días os cuento mi aventura por uno de mis lugares favoritos en el mundo.

Cambiemos de tema, que tengo algo que anunciar. ¡Nueva sección en el blog: Friday Films! ¿No os pasa que el sábado/domingo por la tarde se os hace raro? No quieres estudiar, pero tampoco te apetece salir después de la juerga de anoche. ¿Qué mejor que una buena película?

Ya aviso, que al ser chica y cumpliendo los estereotipos, me gustan mucho las pelis románticas y bobaliconas, aunque ya veréis que hay de todo.

Hoy empezamos con un plato fuerte: Orgullo y Prejuicio, película que seguramente tiene un puesto en mi Top 10 de pelis favoritas. Basada en el libro de Jane Austen, que también he leído, cuenta cómo puedes suponer por su autora, una de esas historias de cuentos de hadas con cientos de obstáculos a superar antes de ese felices para siempre inevitable. Vamos una versión más adulta y “más realista” que las princesas Disney. Y quien no sepa quién es Austen, FUERA DE AQUÍ ¿Qué haces con tu vida?

Argumento y Opinión:
(El argumento, como todo buen estudiante de nuestra época, suele ser corta-pega de Wikipedia, biblia escolar. Sin embargo y como veréis, añado mis propios comentarios y opiniones en negrita)

Inglaterra, finales del siglo XVIII, ambientación perfecta para cuento de hadas y finales felices ¡Empezamos bien!

La historia comienza con las cinco hermanas Bennet cuyos padres viven en una mansión señorial y desvencijada, vamos una vieja cabaña de dos pisos en mitad del campo, ambos viven del trabajo agrario, sus jóvenes hijas son: Elizabeth o Lizzy (Keira Knightley), Jane (Rosamund Pike), Lydia, Mary y Kitty. Ellas han sido criadas por una madre cuya única fijación es encontrarles marido antes de que se les pase la edad fértil, y que se queja constantemente de sus nervios, señora que nunca ha tenido que lidiar con tres hermanos, TRES.  La mayoría de las hermanas son de carácter ingenuo y románticas y viven soñando con un pretendiente rico que les dé un futuro pasable, algo con lo que soñamos también hoy en día, aunque vayamos de modernas e independientes, que es el deseo de su ansiosa madre (seguramente porque ella nunca lo consiguió).

No obstante, Elizabeth es inteligente, taciturna y con fuerte carácter, desea una vida con perspectivas más abiertas, sin las ataduras de un compromiso por conveniencia si no del dominio de las verdaderas intenciones del corazón, de otra forma: amor, un anhelo respaldado soterradamente por su padre. Como veis, todo muy Austen.

En mi opinión, Knightley interpreta el papel a la perfección y hace que pronto te encariñes con el personaje (en el libro cuesta un poco más, ya que el personaje se hace mucho más pesado). La actriz y los guionistas consiguen que Elisabeth llegue a parecer una persona que despierta admiración a causa de sus ideales sin dejar de ser cercana, sin perder su lado risueño, sin volverse demasiado seria, complicada y al fin y al cabo aburrida (lo peor que puede pasar con un protagonista).

Cuando el rico y soltero Sr. Bingley (Simon Woods) se instala en una mansión, y vaya casoplón por no llamarlo palacio,  para pasar el verano, las hermanas Bennet no pueden creer su suerte y son invitadas a las fiestas que allí se celebran, con un claro objetivo en mente, adivinad cual ;) ¡De éstas hubo y habrá siempre!

Entre los numerosos y sofisticados amigos londinenses de Bingley que vienen a visitarle, y la llegada de varios jóvenes oficiales, habrá pretendientes de sobra. Jane, la hermana mayor, de gran belleza serena, parece haber conquistado el corazón del Sr. Bingley. Con la cara de angelito que tiene la chica y su personalidad calmada, no es de extrañar. Es como una de esas mujeres que son buenas por naturaleza y que tanta envidia me dan ¿cómo lo consiguen? A su lado, siempre parezco la bruja del Este o algo peor L.

En el baile de bienvenida, Lizzy conoce al apuesto, para la época, que quede claro, y además aparentemente soberbio y orgulloso Sr. Darcy (Matthew Macfadyen) y se desata la tormenta ya que a pesar del mutuo interés que se despierta entre ellos se desata una lucha de orgullos y prejuicios sociales debido a la diferencia de rango social de ambos. Austen total. Lizzy aparenta ser indiferente; pero no descortés con el señor Darcy, se conduce inteligentemente y logra captar la atención del aristócrata. Bueno, como siempre esa regla universal de que al ignorar a un chico, él insistirá más, funciona.

Debido a la cercanía, los amigos en común y los enlaces que ocurren se encuentran a menudo y casi siempre acaban discutiendo. ¡Ayyyy! Del odio al amor hay sólo un paso. Paralelamente, Lizzy está menos dispuesta que nunca a aceptar un nuevo pretendiente, el insignificante Sr. Collins (por no decir algo peor, porque por muy clérigo de buena situación que se crea, la verdad es que el físico es su peor atributo), quien es un primo lejano que ha pedido su mano insistentemente. Me recuerda a ese pesado de toda la vida, que aunque le dejas claro que no quieres NADA con él, el chico insiste una y otra vez, convencido de que al final cambiarás de opinión. De verdad, es que algunos son tontos de remate. Apoyada por su padre, asombra a su madre y al Sr. Collins rechazándole para siempre para desesperación de su madre. Entonces Collins desposa más tarde a una amiga de Lizzie.

Cuando el Sr. Bingley se marcha a Londres sin avisar, rompiendo el corazón de Jane, Lizzy culpa al Sr. Darcy. Pero una inesperada crisis con Lydia (niñata mimada total), la hermana pequeña, permite a Elizabeth darse cuenta de la verdadera naturaleza de su relación con el Sr. Darcy (momento en el que se te pone la piel de gallina y ya no sabes si echarte a llorar a moco tendido o sonreír como una romántica empedernida), abriendo su corazón a sentimientos fuertes; pero reprimidos por sus prejuicios. Las hermanas Bennet y todos los que las rodean, después de este torrente de sorpresas y emociones que no ha dejado a nadie indiferente, comprenden lo que realmente cuenta en esta vida, el verdadero amor da la felicidad y no las relaciones por conveniencia. ¡Cuánta razón!

Lizzie y Darcy personifican a toda una pareja moderna. Los prejuicios de ella y el orgullo de él serán los puntos clave para que la relación fructifique o por el contrario, fracase. En el transcurso de la película, los dos cometerán errores que repercutirán en el ánimo de ella y en el comportamiento de él alejándolos. Pero a pesar de las diferencias aparentemente insalvables terminan finalmente encontrándose y amándose. ¡Felices para siempre!


Mejores Frases:
(Al principio sólo pretendía escoger algunas, pero creo que al final me he pasado un poco jaja)
  • Señor Bennet: "Tienes ante ti una triste disyuntiva, Elizabeth. A partir de hoy serás una extraña para uno de tus padres. Tu madre te repudiará si no te casas con el señor Collins, y yo te repudiaré si te casas con él."
  • Caroline Bingley: No se puede decir que alguien sea de verdad brillante si no sobrepasa con mucho a lo que encontramos de ordinario. Una mujer ha de tener un conocimiento completo de la música, del canto, del dibujo, del baile y de los idiomas modernos para merecer ese calificativo; y junto a todo eso, ha de poseer un algo indefinible en el semblante y en la manera de andar; así como en el tono de voz, la elocución y la manera de expresarse, porque, de lo contrario, sólo merecerá a medias ese elogio."
          Darcy: "Ha de poseer todo eso, y aún algo más sustancial, mediante el perfeccionamiento de su                   inteligencia gracias a unas lecturas muy extensas."
          Elizabeth:  "Ya no me sorprende que sólo conozca usted a seis mujeres con tan grandes                              perfecciones. Más bien me maravilla que conozca usted alguna."

  • Darcy:  "Me ocupaba en cosas mucho más agradables. He estado meditando en el gran placer que pueden proporcionar unos ojos hermosos en el rostro de una mujer bonita"
  • Elizabeth a Jane:   "A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia".
  • Darcy:   No podría decir qué momento, qué lugar, qué mirada o qué palabra sirvieron de base. Hace ya demasiado tiempo. Lo que sí sé decirte es que para cuando me di cuenta ya estaba metido hasta el cuello.
  • Elizabeth:   "Me pregunto quién sería el primero en descubrir la eficacia de la poesía para acabar con el amor."
  • Darcy:   "Mis afectos y deseos no han cambiado, pero una palabra suya me silenciara para siempre."
  • Darcy: "En vano he luchado. No quiero hacerlo más. Mis sentimientos no pueden contenerse. Permítame usted que le manifieste cuan ardientemente la admiro y la amo."




miércoles, 18 de septiembre de 2013

Vive tu vida

Ríe a carcajadas, hasta que te duela. Hasta que caigas al suelo, hasta que tus ojos se empañen.

Baila, aunque la música no suene. Descalza, bajo la lluvia, delante del espejo. Hasta que tus pies no puedan más, hasta que te quedes sin aliento.

Salta, lo más alto que llegues. Con los brazos alzados y los dedos estirados. Y es que dicen que el cielo no es el límite.

Sonríe, por todos esos momentos inolvidables, por todas esas personas irremplazables. Sonríe aunque ya no te apetezca, aunque estés cansada porque las sonrisas nunca son demasiadas y siempre iluminan el mundo.

Y es que un día, sin saber cómo, ya no podrás hacer nada por cambiar el pasado. Así que ríe, baila y salta. Busca tu propia felicidad, sueña en grande y cumple deseos. Vive tu vida. 


jueves, 18 de julio de 2013

Liberté

Liberté. Así la llaman los franceses, y así la llamaré yo. Suena más fino, más culto…como todo lo francés ¿no? Liberté, Egalité, Fraternité es su lema. Ellos saben de todo esto, o eso aparentan. En realidad, no tienen ni idea, como todo el mundo.

Liberté es francesa, o así me la imagino. ¿Qué aspecto tendrá? Siempre la han pintado bella, como si fuese una diosa griega. La piel nívea, la mirada límpida, una sonrisa serena que me recuerda la Mona Lisa. Un ángel caído del cielo dispuesto a luchar por nosotros. Pero ya sabéis como son los artistas, siempre se dejan llevar por la belleza y se olvidan de lo demás. Exageran, maquillan la verdad.

Liberté esconde algo, como toda mujer que se precie. Aunque sus secretos son más oscuros, más dolorosos. Y es que detrás de esa máscara de inocencia, se encuentra la muerte. Fría. Oscura. ¿Cuántos hombres se han matado por ella? ¿Miles? ¿Millones? Españoles, Franceses, Ingleses, no importa su origen, no importa su edad. Cadáveres descuartizados. Heridas de guerra. Sangre. Mucha. Todo por la misma mujer. Pero ella huye, sin que nadie la pueda alcanzar. Se te escapa entre los dedos, como el agua, dejando tras de sí la destrucción. Caos.

Liberté y yo aún no nos conocemos. No he tenido ese placer. Aunque no sé si eso es bueno o malo. Mejor no pregunto. Bueno, si alguien la ve, que le diga que pase por Barcelona, que me busque. Que me gustaría tomar un café con ella. O crêpes con Nutella, más francés. Pero que venga sin hacer ruido, que se disfrace, que no provoque mucho escándalo. Los catalanes ya están suficientemente exaltados como para que aviven más el fuego. Y España también. Ya lo sabéis ¿no? Y si no leed los periódicos, que aparece en la portada cada día, para que no vivamos en paz. Como si no tuviésemos ya demasiados problemas. ¡Esperad! Me desvío del tema, es lo que siempre me pasa cuando me enfado.

Liberté y yo no nos caeríamos bien. Estoy segura. Y es que no me entusiasman las mujeres que van dejando tras ella un rastro de corazones rotos. Un sendero de lágrimas, de desesperación. Ese el problema de los hombres: que se enamoran, que caen rendidos a sus pies para que ella los maneje a su antojo, como marionetas en una obra de teatro que ella se encarga de escribir. Que pierden la cabeza por ella. Literalmente. ¿Ella disfruta del sangriento espectáculo? Como una niña con un juguete nuevo. Sino ¿por qué no se rinde? ¿Por qué sigue esfumándose en cuanto cumple su objetivo?

Liberté. Su nombre da esperanzas a los que buscan un camino, hace soñar a los que están perdidos. Su estatua en Nueva York, francesa por supuesto, con la llama en un brazo, guía a través de la oscuridad a los infelices, a los desesperados, a los que ya no les queda nada o que nunca lo tuvieron, prometiéndoles una vida mejor, llena de oportunidades. Estados Unidos de América. El sueño americano que todos queremos cumplir. ¿Lo consiguen? ¿Es real? Que se lo pregunten a los habitantes del Bronx, a los inmigrantes mexicanos echados a patadas, a Snowden y a Assange, escondidos de su propio gobierno. Mucho Obama, mucho Hollywood, mucho cuento.

Liberté. ¿Cómo sería Liberté? Sería egoísta, superficial, fría, porque los sentimientos esclavizan. Irresponsable y caprichosa como los niños, viviendo sin preocupaciones, haciendo lo que le dé la gana. Solitaria, porque cada sociedad tiene sus propias reglas y leyes. Inteligente o estúpida, tampoco importa.

Liberté no es humana. Y es que los humano no podemos ser libres, aunque todos pensemos que lo somos. Ni siquiera los franceses, sus creadores. Bonita mentira que inventaron, una mentira peligrosa que induce a la locura. Somos esclavos, y ni siquiera lo sabemos, no nos damos cuenta. Sin embargo, no somos esclavos de otras personas, como los africanos en las plantaciones de tabaco en América. No se nos compra, ni se nos vende. Bueno, menos a los políticos y a los futbolistas. Somos esclavos del dinero, de la belleza, del amor. De nuestros miedos y necesidades. De nosotros mismos.

Liberté no existe. Es un fantasma, un espíritu, una brisa que viaja por el mundo, que te susurra palabras bonitas al oído, que te hace creer que hay algo mejor allí fuera. Te vuelve loco. Y ya no puedes vivir sin ella. No duermes, no comes, no vives. Como los enamorados: esclavos al fin y al cabo. Irónico ¿no? Y se va, dejando tu mundo patas arriba, perdido en mitad de la nada, buscando a ciegas el camino de vuelta a casa. Sumido en la melancolía ¿Cómo volver a empezar? ¿Cómo volver atrás? ¿Qué hacer con todos esos sueños por cumplir?
 

Liberté. Bonita utopía ¿verdad? Bella pesadilla. Infierno.



lunes, 24 de junio de 2013

Noche. Oscuridad.

Noche. Oscuridad. Un cielo sin estrellas. Un camino sin final. Cuando salen monstruos del armario, de debajo de la cama, y nuestros miedos se hacen realidad. ¿Cuántos niños la temen? Duermen aferrados a sus ositos de peluche, protegidos por capas de mantas, y si las cosas se ponen feas, salen disparados hacia la cama de sus padres.

Conversaciones especiales, recuerdos inolvidables. Y es que de noche todo resulta más mágico ¿Por qué? Yo qué sé. Quizá es que en cuanto la luz se va, cambiamos, nos relajamos, somos más felices. Quizá sólo sea yo.

Desaparecen los problemas, te sumerges en el mundo de los sueños. Divertidos, románticos, horribles. Y siempre surrealistas. Un mundo sin horizontes, sin límites. En el que cabe todo lo que puedas imaginar. Libertad de soñar, escribí una vez. Vives otras vidas, descubres nuevos lugares y te reencuentras con personas olvidadas, que ni siquiera te molestaste en conocer. Son segundas oportunidades, para decir lo que no pudiste, para hacer lo que no te dejaron.

Entonces despiertas, y la rutina te explota en la cara. Sin avisar. Y necesitas un café cargado y una ducha larga para bajar el regusto amargo que te deja. Porque sabes que te quedan algunas horas hasta volver a ese gran mundo, o pequeño, según quién lo juzgue. Para mí el mejor. No es que odie mi vida, sino que mi mente crea una que me gusta mucho más. Y es que la realidad no es siempre la mejor versión de una historia.




miércoles, 19 de junio de 2013

Mi rincón

Hace tanto, tanto tiempo que no escribía en mi pequeño rincón. Pero, ¡ya está! He terminado todos mis exámenes, todos mis trabajos, todo lo que tenía que hacer. Por fin. Ahora empieza mi verano, bueno no literalmente. Porque aquí en Barcelona aún no ha llegado el verdadero calor y esperemos que no lo haga hasta que yo vuelva a tierras inglesas, que por lo que me han contado, el tiempo sigue como siempre (nublado y lluvioso).

Bueno, hoy quería compartir otro rincón de mi vida: mi habitación. Es algo especial, algo diferente, un poco como yo. Mi refugio, mi mundo.
         

 Esta foto ocupa toda una pared de mi cuarto. No sé dónde la hicieron, pero en cuánto la vi supe que era perfecta. ¿Hay algo mejor que despertarse cada día con una puesta de sol espectacular sobre el mar azul?




A la izquierda está mi cama, el mejor lugar del mundo . Por si no lo sabéis, mi habitación parece Siberia durante el invierno, por eso cogí el edredón más gordo. Además me encantan los dibujos de la colcha. El cojín que hay encima es de Istambul: sí, es cutre, lo sé, pero en cuanto lo vi en el Gran Bazar, fue amor a primera vista, y conseguí regatear hasta comprarlo por unos 3 euros. La verdad es que no pude dejar de sonreír en todo el día, y ahora no puedo dormir sin él.  Otro souvenir es la máscara que compré en Venecia hace algunos años. Me pasé horas y horas buscando una perfecta, hasta que al final la encontré en tienda enana de una calle perdida entre tantos canales. Son caras, pero merece la pena comprarlas porque son recuerdos especiales.

A la derecha está mi armario, bueno, o lo que sería mi armario. Necesita una buena limpieza y que se vacíen un poco las estanterías.  Adoro comprar y a mi madre también, por lo que mi armario está a punto de explotar ¡Vivo con el miedo de que un día se me caiga la ropa encima!. Al final, he llegado a la conclusión de que cuando tenga casa propia, es necesario que haya un vestidor enorme, necesario de verdad, tipo el de Carrie en Sexo en Nueva York, con armario para zapatos y todo, porque eso sí, los tacones y yo somos inseparables. Es una de mis pequeñas adicciones.




Este es mi querido escritorio, que debe tener unos 8 años, y lo debo haber utilizado menos de una decena de veces (aquí he exagerado un poco). Como podéis ver en la foto, me sirve de almacén a pequeña escala: libros, cuadernos, joyeros y la lámpara de perchero.

Eso sí, es muy bonito, queda genial en la habitación, pero es que yo soy más de estudiar en la cama,  o paseándome por la casa, de arriba a abajo.


Ésta es otra esquina de mi cuarto: lo que queda de mis peluches después de que mi madre hiciera limpieza hace algunos años (tenía millones y millones, y estos son los únicos que pude salvar de la basura), un baúl que es mejor no abrir, a saber lo que hay dentro, y mi carpeta de dibujo camuflada detrás. Sí, voy a clases de dibujo, porque me gusta mucho aunque en realidad no se me dé demasiado bien.  Es muy frustrante. 




Be always happy, or at least try it!
Because with a smile, the world seems a better place.







A la izquierda otra esquina especial, el significado de mi nombre. No sé si me define muy bien pero me hacía ilusión tenerlo, y un año los Reyes Magos lo dejaron a lado de los demás regalos. A la derecha, un prueba evidente de mi amor por los tacones. Los negros me encantan, pero con los rosas fue amor a primera vista, me llamaron desde la estantería de Stradivarius y tuve que comprármelos (¡No tuve más remedio!). ¿Y el bolso? Espectacular. No puedo esperar a tener otra ocasión para llevarlo.


Éste es el estado de mi habitación cuando estoy de exámenes. Como veis estudio en la cama, porque mi escritorio desaparece (literalmente). Y sí soy capaz de vivir en un sitio así. Es perfecto.