jueves, 13 de diciembre de 2012

Internet ¿sí o no?

    Es incuestionable que, desde su nacimiento por allá en los años noventa, Internet ha alterado nuestra vida por completo. Y es que hoy en día lo utilizamos para todo: relacionarnos, ver películas, escuchar música, trabajar, comprar, vender, etc. ¿Por qué? Es más cómodo, más fácil, y por encima de todo más rápido.

¿Pero es todo de color rosa? En absoluto. Su aparición también ha desencadenado problemas, entre ellos la perdida de privacidad. Búscate en Google y es muy posible que encuentres información tuya. Lo irónica es que normalmente nosotros mismos la subimos a Internet. También ha afectado nuestra forma de relacionarnos. No es lo mismo hablar a través de las redes sociales que en persona, digan lo que digan. Se pierde toda esa parte no verbal como los gestos o las expresiones, así que bien podrías estar hablando con un robot y ni te enterarías.

Además esto de los Whatsapp, de Facebook,.., no me hace demasiada gracia. La gente cambia (no para bien) detrás de una pantalla, como si ésta se tratase de un escudo que les protegiese. Se vuelven más “valientes”, o eso se creen, porque esconderse detrás de un ordenador  no me parece una hazaña heroica, ni mucho menos. Insultan, difaman, te recriminan…¿No me lo puedes decir a la cara? Así a lo mejor hasta te respondo y todo. Pero no, ocultarse es más fácil. Y este es el tipo de persona (por llamarlo de alguna forma) que ha creado Internet: envidiosos, resentidos y capullos de alhelí (como diría mi profesor de Lengua) que se dedican a hacer daño a los demás o simplemente a joderles.

Por último, sólo puedo preguntarme, si después de todo podríamos vivir sin Internet. Es algo sobre lo que reflexiono frecuentemente (no demasiado, la verdad). Y es que vivo rodeada permanentemente de tecnología: mi portátil, la Blackberry, el e-book y mi Ipod, y dependo bastante de ella (¡es que sin ella no podría escribir aquí!). Así que he llegado a la conclusión de que sí, sí que podría vivir sin todo esto, los seres humanos lo hemos hecho durante miles de años. Pero (siempre hay un pero), después de haberlo probado no pienso dejarlo. Jamás. ¿Soy una adicta? Puede. A lo mejor. Posiblemente. ¡BASTA! (me voy a dormir)



No hay comentarios:

Publicar un comentario