Si
a finales de año, la televisión nos atiborra de spots de perfumes y juguetes
para niños, cuando empieza a hacer calor lo único que anuncian son agencias de
viajes, refrescos y…cervezas. Y como cada año sólo hay uno que quiero ver: el
anuncio de Estrella Damm. Aunque no te guste la cerveza, estás deseando
verlo.Algunos dirán que siempre es lo
mismo. Les doy toda la razón. La historia se repite una y otra vez: un viaje a un lugar
idílico para pasar el verano, días en la playa con los amigos, un ligue,
fiestas al anochecer, y mucha, mucha cerveza (por supuesto, Estrella Damm).
Además, está la condenada cancioncita. Una melodía alegre que te pone
instantáneamente de buen humor, pero que cuando termina el verano no pueden
volver a oír en una buena temporada (hasta hace poco, con sólo escuchar las
primeras notas de Summercat se me ponía la piel de gallina)
Pues
bueno, el último día del mes de mayo estrenaron el anuncio de 2012. No hubo muchas
sorpresas, pero yo me volví a enamorar. Un chico, una chica, una paisaje que te
corta la respiración. La canción de este año “You Can’t Say No Forever” del
grupo Lacrosse. Como no, yo ya la tengo en el móvil y mi ducha ya debe de sabérsela
de memoria. ¿Pero qué decís de la frasecita del final? ¿No os da qué pensar? Yo he
estado algunas horas examinándola, debatiéndome interiormente sobre su veracidad.
Para quienes no la conocéis aún, que serán pocos, pues ésta ocupa la mayoría de los
estados de Facebook y Twitter el día del lanzamiento del spot, la de este año es “cuando amas
lo que tienes, tienes todo los que quieres” ¿No os parece demasiado optimista?
¿No raya la ingenuidad? ¿O es un tonto juego de palabras?
Dejadme
que me explique. Si amas algo ¿no lo quieres también? Bastante sencillo ¿no? Mi
duda radica en el significado de ese “quieres” ¿el autor le da el valor de amar
o sin embargo le da el valor de desear? Si fuese desear, la frase se convertiría
en una de esas moralejas de los cuentos infantiles a los que ningún niño hace
caso ya. Una persona puede “amar” su coche, pero si se estropea, se comprará
otro ¿no? Aunque dándole vueltas, esta filosofía, sí que podría darse en
algunas comunidades (estoy pensando en hippies y budistas). Al fin y al cabo,
no todos los seres humanos somos ambiciosos y materialistas, aunque éstas actitudes se hayan
puesto de moda en los últimos años.
Dejando
aparte la ambigüedad de la frase, no puedo destacar nada más. El anuncio
presenta personajes alegres, simples y transparentes que no poseen en apariencia
ningún ápice de maldad y que sólo quieren disfrutar del verano. Sí, podíamos
discutir también sobre si se asemejan a los jóvenes de hoy en día y criticar
mil cosas más. Lo que pasa, es que la campaña de Estrella Damm ilustra nuestros
sueños y esperanzas sobre el verano, y si la pusiéramos verde, nos traicionaríamos
a nosotros mismos. Y es que en el fondo, todos queremos un verano Estrella
Damm. En cuanto a mí, este año aplazaré este sueño, porque me voy a vivir un
mes a los prados verdes de Inglaterra, a Brighton exactamente, una “ciudad”
costera y turística, de la que espero poder guardar un buen recuerdo. A todos
vosotros, os deseo un gran verano plagado de momentos inolvidables (siempre
buenos, claro).
No
sabría describirla con una sola palabra. No podría. Ella merece mucho más que
eso. Ella vale todo lo que hay en este mundo y más. No tiene precio, por lo
menos para mí. Me hace sonreír como nadie cuando es feliz, y consigue que me
ponga triste cuando ella está mal. Y si se cabrea…yo la chincho un poco más
para ver si explota. A veces me pone de los nervios, me dan ganas de matarla,
pero sé que ella siempre estará allí cuando necesite un abrazo. Hay días que
creo que tenemos telepatía y en otros (¡la mayoría!) pienso que está loca, y es
que hay ocasiones en las que no puedo ni entenderla. Imposible que finja, nadie
es tan buena actriz, y si me equivoco pido inmediatamente un Oscar para ella y
su interpretación de osito haribo – ratón/rata – muñeca diabólica con ataques
de histeria inesperado – ruso – Bob Marley fumado.
¿Y qué me aporta ella? ¿Qué aprendido junto a
ella durante estos años? Me ha enseñado a reírme de mí misma, a no tomarme la
vida demasiado en serio y a qué hacer el ridículo de vez en cuando es sano.
Pueden parecer tonterías, seguramente lo son para algunos, sin embargo para mí
es importante. Nunca podré agradecérselo lo suficiente, y lo peor es que ella
seguramente no sepa todo lo que ha hecho por mí. Bueno pues aprovecho y te doy
las gracias aquí, no hay nadie que me haga sonreír así, haciendo mi vida mucho
más fácil.
¿Y
qué importa si de vez en cuando se le va la olla? Yo la quiero igual. Si baila
en medio de la calle, yo me pongo a bailar con ella, al fin y al cabo lo que
piensen otros de mí no es mi problema. Además, no dicen que “Los locos que
pensaron que podrían cambiar el mundo, son los que a lo largo de la historia lo
han logrado”. Cuánta razón tenía el autor de la frase. Ella tiene sólo 16 años,
y ya ha conseguido cambiar mi mundo ¿Quién sabe qué será capaz de hacer en el
futuro? ¿Qué cosas llegará a hacer? Ni idea, con ella todo es posible. Sólo
espero seguir formando parte de su vida, lo que me queda de la mía.
Hoy
es su cumpleaños. Imposible de olvidar. Mejor no hacerlo. 16 años ya. En días
como éste, me pregunto como la conocí o como ella me conoció. No me acuerdo.
Sólo sé que un día ella y yo ya éramos amigas. Que a partir de un instante,
ella y yo pasábamos todos los patios juntas y compartíamos momentos
inolvidables. Y entonces me pregunto ¿cómo dos personas que en apariencia son
tan diferentes pueden llegar a ser amigas durante años y años? Ella es atrevida
mientras que yo soy tranquila. Polos opuesto, quizá. Hasta que recuerdo algo
que nos une profundamente. Esa vena del mal, esas ganas de dejar a la gente sin
palabras, que nos respeten. Revenge. No
nos gusta perder, a ninguna de las dos. A lo mejor, eso es lo que nos mantiene
unidas, esa semejanza. Pero las apariencias engañan, después de todo. Ese
demonio rubio con mala leche, no es en realidad más que una chica defendiéndose
de los que le hacen daño, de los que hieren su orgullo. La admiro por todo eso
y por mucho más, y mira que a mí me cuesta. Una duda asalta mi mente ¿y si
nunca la hubiese conocido? ¿Y si nunca hubiésemos sido amigas? Es mejor no
pensarlo, porque nunca conoceré a una persona igual. Ella es única en el mundo.
Ella es mi demonio favorito.
La
economía es algo complicado. La bolsa de valores más. Impredecibles. Trampas
mortales. Un consejo: mejor evitarlas, a las dos. Se vive mucho más feliz,
creedme. Sino acordaros de cuando erais pequeños y aún comíais plastilina.Yo, por lo menos, no me tenía que preocupar
de si el Ibex 35 bajaba en la bolsa o de si España nacionalizaba un banco tan
importante como Bankia. Mi única inquietud era no pasarme de la raya cuando
pintaba con mis lápices de colores. Y, por contradictorio que parezca, yo
quería ser mayor. Ahora, aquí estoy, y sólo deseo volver a ser una mocosa con
coletas y con pintura en las manos. Incoherencias existenciales.
Volvamos
al tema, que me tengo que centrar (en seguida me voy por las ramas, lo siento).
Según la tasa de paro en
diciembre de 2011 de los países miembros de la UE, los resultados de España y
Grecia, duplican la media europea. Por detrás de ellos, llegan con fuerza
países recién rescatados financieramente por el BCE, es decir, Portugal e
Irlanda, y países de Europa del Este, desde Letonia pasando por Bulgaria hasta
Eslovaquia, que rozan el peligroso 15 %. El resto de países de la UE, se
mantienen estables, con una tasa de paro alrededor del 10 %. Destacan por su
reducido número desempleados, estados como Alemania o Austria.
En
cuanto a la deuda pública en % de PIB de los países de la Unión Europea,
sobresale Grecia, seguida de Italia, Portugal e Irlanda mientras que España se
encuentra debajo de la media europea (en torno a 80%). Nuestra deudaes superada por países como Francia, Alemania
y Reino Unido, lo que provoca que surja una pregunta obvia ¿Por qué Ángela Merkel y el
resto no paran vigilarnos como si fuésemos a estrellarnos en cualquier momento?
Si ellos están peores que nosotros, los números no mienten. La respuesta es
sencilla: la imagen que proyectamos en el exterior es diferente. Mientras ellos
dan una percepción de seriedad y de seguridad, a los españoles nos ven como los
paletos de turno que están a punto de hundirles el chiringuito que tan bien se
han montado (la UE). Y si el chiringuito se hunde, ellos se van con él. Para
que se entienda: si metemos la pata y nos desplomamos, los llevamos con
nosotros.
¿Pero
en que se basa esta desconfianza? En prejuicios y estereotipos, por supuesto.
Preguntadle a un alemán o a un inglés que saben de España. Te responderán lo
mismo: la paella, la sangría, las sevillanas, los toreros, la siesta, mucha
playa y mucha fiesta. Y si tienen dos dedos de frente, a lo mejor mencionan a
Gaudí o a Velázquez. Podemos quejarnos y recriminarles su falta de cultura pero
¿qué le vamos a hacer? Si somos el destino más elegido por los estudiantes de
Erasmus, no es por la calidad de nuestras universidades (que no digo que sean
malas, ya que algunas se encuentran entre las mejores del mundo), sino porque
en Europa, y en el resto del mundo, España es sinónimos de juerga y de vacaciones.
Esa imagen del país nos ha beneficiado durante años, nosotros mismos hemos
alentado su difusión, convirtiéndonos así en un destino turístico muy
demandado.
Ahora
que las cosas no van tan bien, los alemanes y el resto han dejado de hacer la
vista gorda a lo que pasaba aquí y se nos han echado encima como perros
rabiosos. La prensa ha sacado del armario toda la porquería que habíamos acumulado
durante años: los chanchullos financieros de los poderosos (caso Malaya, caso Gürtel, etc.). Que ni
siquiera la Familia Real española, supuesta familia ejemplar, se salve de la
sombra de la corrupción es algo alarmante. De hecho, en una encuesta publicada
hace años donde se preguntaba sobre este delito, la mayoría de los encuestados
aceptaban su existencia y confesaban que si fuesen políticos o ejerciesen algún
cargo de poder, también se aprovecharían de su posición privilegiada. Esto no
da una idea correcta de los valores y la integridad de nuestra sociedad en el
extranjero. En fin, que yo también confiaría antes en un francés que un
español, y eso dice mucho.
Ya
me he cansado. No quiero pensar más. Si tengo 16 años y ya me hartado de toda
esta situación, no me quiero imaginar con 40 años. Creo que optaré por la
filosofía de vida de Bob Marley (mi nuevo dios): “In every life we have some
troubles, when you worry you make it double”. Por muy muerto que esté, tenía
razón. Si no nos preocupásemos tanto por los problemas, seguramente
encontraríamos fácilmente una solución. Sin embargo, los seres humanos tenemos
la tendencia de hacer de un grano de arena, una montaña, empeorándolo todo. Yo
no seguiré por allí. He decidido dejar de inquietarme. Soy muy joven para
pensar como un adulto. Los próximos meses me dedicaré a ver películas
Disneyy pensar que todo está bien. Una
estupidez, lo sé, pero seré más feliz. “Don’t worry, be happy”, es lo único que
puedo aconsejaros.
Il me sourit,
Geste innocent, joie d'enfant
Qui ne dure qu'un instant, Mais il part
Évanoui dans le brouillard,
La ville vêtue de noir
De l'ancienne gloire
N'est que la trace,
Le temps passe,
Sa flamme brille à peine
Exhalant sa dernière haleine,
Elle résiste l'air glaçant
Le coeur de ses habitants,
Je me balade dans les rues
Seul, triste, abattu,
Soumis au silence
Fuyant cette existence,
Des personnes, des ombres,
Des silhouettes dans la pénombre
Déambulant sans route
Comme des âmes grises et dissoutes,
Tout à coup je le vois
Et je me demande pourquoi
Pourquoi il ne sourit plus?
Pourquoi sa joie a disparu?
Il ne reste de lui
Que des yeux sans vie,
Mélancolie.
Una utopía es un sueño
inalcanzable, imposible, la quimera de un mundo perfecto e ideal. Los filósofos
modernos dibujan ese mundo como un lugar donde la autoridad, es decir el
gobierno, no existe ya que una organización lógica resolvería las dificultades
reales de la sociedad, como la pobreza, las diferencias sociales (la pirámide de
clases desaparecería), los conflictos políticos y religiosos. Una idea muy
parecida a la que utilizó Marx para definir el comunismo.
Y entonces, me pregunto
¿Cuál sería mi utopía? ¿Cuál sería mi mundo ideal? Empezaría por la Paz Mundial
para quedar bien con todo el mundo (rollo Miss Universo), pero no soy así.
Primero pienso en mí, y después también en mí. Lo siento por los demás.
Volvamos al tema. Creo que me inclino más por Charlie y la fábrica de
chocolate y todo eso. No soy una niña, me digo, así que me obligo a pensar
en cosas más “adultas”. Sin embargo, ese dulce y delicioso torrente de
chocolate me vuelve a la mente. Sí, definitivamente en mi mundo ideal tendría
que haber chocolate.
¿Qué más? Empiezo a
dudar. No sé qué decir. De repente, mientras mis ojos se cierran a causa del
cansancio, un trueno interrumpe la quietud de la noche. Me asomo por la ventana,
y observo como las gotas de lluvia se estampan silenciosamente contra el
asfalto bajo el halo dorado de la farola. Llovería. Sí, en mi mundo llovería. Triste, lo sé. Para algunos
las nubes y el frío representan la melancolía, mientras que yo sonrió al ver
llover. No hay nada más bonito. Todo queda limpio y nuevo. El aire se vuelve
puro. Es como comenzar de nuevo. Todo se ve distinto. Esa sensación de libetad que te embarga, mientras las gotas frías corren por tus mejillas. Inmejorable.
Rápidamente, cojo una
vieja libreta de mi escritorio y garabateo medio dormida todas esas cosas que
me hacen sonreír: leer el final de un libro, dormir hasta el mediodía, pintar
paisajes que nunca he visto, el helado de stracciatella (mi vida no valía la
pena antes de él), hacer rabiar a mi hermano pequeño y verlo sonreír, saber que
me parezco a mi madre, las bromas de mi padre, imaginar historias que nunca
llegaré a escribir, las locas de mis amigas, canciones “happy”, hacer el tonto,
resolver un problema de mates, comprarme zapatos, la Navidad, las anécdotas
familiares, un abrazo de mi abuelo, y el querer siempre un poco más.
Al día siguiente,
cuando me despierto y leo todo esto, me río. No debería escribir a ciertas
horas de la noche. Llega un momento en que no soy persona. Mi padre entra en mi
habitación, y me hace cosquillas en los pies para que salga de la cama. Me
revuelvo: no quiero dejar mi edredón, pero me obligo a salir de la habitación.
Huele a café recién hecho, el olor a fin de semana. Bajo descalza las escaleras
y corro a sentarme antes de que mi madre me vea. Zito, está haciéndose un
batido de Cola Cao y lo ha dejado todo hecho un asco. Una guarrada que me
tocará limpiar a mí, vamos. Me sonríe y pone Doraemon antes de que yo pueda
coger el mando. Habrá que aguantarse.
Mi padre hace un
comentario sobre un programa que ambos vemos y me río. Me gusta ese sonido, me
recuerda que soy feliz. Mamá está haciendo la comida: pollo indio. Chincho un
poco al enano hasta que papá me mira arqueando la ceja. A regañadientes le dejo en paz, pero cuando se
despista le doy un beso en la mejilla. Se la limpia corriendo, y me mira
enfadado. Quique empieza bromear con Zito. Los miró mientras me como la tostada,
saboreándola. Qué raro sería no tener hermanos, me digo. Sonrió y sigo escuchándolos
sin decir nada.
De pronto, recuerdo lo
de mi mundo ideal y todas las cosas que quería en él. Y me doy cuenta de que es
totalmente absurdo. Si ya soy feliz ¿por qué querer un mundo ideal? No haría
más que aburrirme. Lo perfecto no me interesa. Lo perfecto no hace gracia, no
provoca emociones. No te enfadas ni te cabreas con lo perfecto. Vivir en el
mundo real es más complicado, sí, pero también mucho más divertido. Así que llego a la
conclusión, de que los filósofos y sus utopías inalcanzables son el reflejo de cómo
un hombre intenta interpretar el mundo, recita todos y
cada uno de los defectos que ve, y no cambia nada. Un aplauso para
todos ellos y sus trascendentales opiniones ¿qué haríamos nosotros sin filósofos?
La Revolución
Industrial en el siglo XIX, propició que el capitalismo se convirtiese en el
modelo económico predominante tanto en Europa Occidental como en América del
Norte. Adam Smith, su fundador intelectual, estableció los principios del
liberalismo económico, es decir, la búsqueda del máximo beneficio, la
regularización de los precios gracias a la ley de la oferta y la demanda, la
abstención del Estado de intervenir en el funcionamiento de la economía y el
derecho a la propiedad privada.
La economía y
sobre todo el mundo de las finanzas relacionado con la bolsa de valores son
impredecibles. Puedes ganar mucho o perderlo todo en segundos. Es cuestión de
suerte, pura y dura. A lo mejor tienes un sentido de las finanzas desarrollado,
pero nadie te garantiza que todo salga bien. Sin embargo, ya no es que los
inversores, las agencias de calificación o los bancos de inversiones como
Goldman Sachs se arriesguen jugando con el futuro de las empresas, eso ha
pasado a ser aburrido ¿no es más divertido jugar con países y su posible
quiebra? Más emocionante, sí, pero también más peligros. Pongamos por ejemplo,
que yo, “gurú” de las finanzas advenedizo, mañana, mientras me tomo mi café matutino
y leo la prensa, decido que una empresa como Iberdrola quebrará pronto,
basándome por supuesto en información y
mis previsiones, y que por lo tanto el valor de las acciones de sus inversores
descenderá en picado ¿Entonces qué ocurre? Muy fácil, que cunde el pánico, y
los inversores empiezan a vender y a vender, sin que nadie quiera comprar esas
acciones, así que la empresa se ve perjudicada cuando a lo mejor todo le iba
bien.
¿Ahora pensemos
en países? Si mañana una agencia de calificación como S&P rebaja la nota de
la deuda de un país como Portugal o Grecia ¿qué pasa? Los inversores dejan de
fiarse de que ese país pueda devolver su deuda y empiezan a creer que se acerca
peligrosamente a la quiebra. Toda esta situación me recuerda al Monopoli, un
juego donde tú compras las calles según su color, sólo que en el mundo real las
calles son países y el color sería lo que nos fiamos de que pueda devolver su
deuda. Para que nos entendamos, Grecia estaría entre las marrones y España no
llegaría a las rosas. Nadie quiere esas calles, no es un negocio rentable. Al
final, todo es un juego de azar ¿no?, todo consiste en tirar los dados, decidir
entre comprar o vender y rezar para que el negocio te vaya bien.
Reconozco que el juego de las finanzas (no
puedo llamarlo de otra manera), debe ser bastante entretenido (siempre me gustó
el Monopoli). Sólo tiene un reparo, uno bastante considerable, uno que me pone
los pelos de punta. Los inversores y las agencias de calificación no sólo
especulan con dinero, sino que especulan con vidas, sueños y futuros. Como si
fueran Dios, vamos. Son responsables de lo que les pasen a millones y millones
de seres humanos. Es asqueroso, casi vomitivo lo que esa gente puede hacer por
el dinero ¿Para qué? Ellos acabaran un día tan muertos como yo ¿y qué harán con
todo ese dinero? ¿Lo enterrarán con ellos? Sería algo memorable de ver, aunque
no creo que por llevarse el dinero al otro mundo, ellos sean más felices que
yo. Y si lo que quieren es emoción y riesgo, que se dediquen a hacer puentin o
que jueguen a la ruleta rusa, que es lo mismo, sólo que esta vez su vida es la
única que está en peligro.
Por otro lado,
pensándolo bien, el capitalismo no es tan malo ¿no? Quiero decir, que tampoco nos ha ido tan mal con él ¿verdad?
Vivimos mejor que hace años,de eso no
hay duda. Es verdad que hay ricos mucho más ricos y pobres mucho más pobres.
Sin embargo, el ser humano no es perfecto, así que ¿cómo algo que haya sido creado
por él puede serlo? También es un hecho que este sistema económico sufre crisis
de vez en cuando, que cunde el pánico y que de repente nos encontramos con el
agua al cuello. Pero a lo mejor es porque no sabemos controlarnos o quizá
porque nos confiamos demasiado. Hace unos años si una familia no tenía un
apartamento en la playa como segunda residencia, dos coches y se iba esquiar en
invierno, no era nadie. ¿Sobrepasamos los límites? ¿Fuimos demasiado lejos?
Cuando todo va tan bien, nunca te esperas que pase lo peor, hasta que pasa. Los
seres humanos tenemos el defecto de olvidar fácilmente los errores que hemos
cometido en el pasado, por lo que estamos condenados a repetirlos. No es que el
capitalismo no funcione, es sólo que nosotros aún no hemos aprendido a manejar
el dinero, a no abusar de él.
Finalmente, sólo
quiero añadir que los que critican tanto este modelo de economía, que propongan
ideas nuevas, sistemas alternativos. Es fácil quejarse y no hacer nada, pero no
nos hace avanzar. No digo que el capitalismo sea justo ¿pero es malo? La vida
no es justa pero es buena, o eso espero. Estamos tan acostumbrados, seguramente
porque nos lo han enseñado desde pequeños, que si algo no es bueno entonces es
malo, que si algo no es justo es directamente injusto. No es verdad, existen
niveles intermedios entre los antónimos. Nada es ni blanco ni negro, todo es
simplemente gris.