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miércoles, 10 de abril de 2013

“Mamá, no me gusta”


Si no fuera por mi santa madre, que ya se ha ganado el cielo, hoy en día me alimentaría básicamente de arroz blanco. Gracias a nuestras guerras, en las que cada una ponía toda su tozudez sobre el campo de batalla, ahora como de todo. Eso sí, ni ella ni yo olvidaremos nunca esas horas interminables que me pasaba delante del potaje de garbanzos.

Sin embargo, pese a esos recuerdos teñidos de gritos, se lo agradezco. De verdad. Porque me he dado cuenta de lo ridículas que son algunas personas con la comida. Que si no me gusta el pescado porque los peces me dan asco, y ni siquiera lo han probado. ¿Qué excusa pondrá el niño, cuando a los cincuenta el doctor le diga que quizá es hora de empezar a comer verduras? ¿No me gustan las espinacas porque son verdes?

Ahora podéis elegir lo que coméis, pero a lo mejor algún día ya no podréis ¿Qué pasará entonces? ¿No comeréis? Así que gracias, mamá.


viernes, 19 de octubre de 2012

Las Gallinas y Sus Polluelos

En el mundo existen dos tipos de padres. Por un lado tenemos a los progenitores que... ¿cómo lo diría? atosigan a sus hijos. Constantemente. Rodean al crío de algodones, protegiéndolo de todos los males y solucionándole cualquier problema.  Al final, con 30 años,  el mocoso  sigue viviendo en casita sin saber ni freír un huevo ¿Para qué? Sí mamá gallina se lo hace todo.
En el lado opuesto, están mis padres y similares cuyo lema es “que se caigan, que así aprenden”. También se preocupan, pero nos van dando empujoncitos, para que salgamos del nido y nos enfrentemos poco a poco a la realidad. Y un día te marcharás. Entonces, sabrán que han hecho bien su trabajo.

Sí, Jack Sparrow es un pirata, Aladín un ladrón y Shrek un cochino. Todos malos malísimos, vamos. ¿Los chiquillos tendrían que dejar de ver sus películas? Bobadas. Son los padres los que educan, y no Mickey Mouse y compañía. Si es que me parece a mí que los hijos no son los únicos que tienen que crecer.