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viernes, 28 de diciembre de 2012

Soñadora compulsiva

A veces me pasa que estoy pensando (suelo hacerlo más de lo que me conviene) y mi mente se pierde en las nubes, en otros mundos. Siempre me lo han dicho. Y en esos momentos de paz, mis pensamientos vagan sin rumbo, en libertad. Y en algunas ocasiones, me encuentro soñando cosas de lo más extrañas.


Por ejemplo el otro día, mientras me despertaba, ocurrió lo siguiente. Yo estaba tan tranquila, abrazando mi almohada y preguntándome qué hora sería, luchando por abrir los ojos. Estaba justo en ese momento en que ya no estás dormida, pero tampoco quieres levantarte. Y en es mismo instante, mi mente ...yo que sé. Sólo recuerdo, que de repente me imaginé desayunando en uno de esos acogedores cafés de París, observando a través de la ventana a los transeúntes ir de un lado para otro.

¿París? ¿Por qué París? Mi debilidad siempre ha sido Londres. Pero no, estaba definitivamente en París. Y la verdad es que era bastante feliz, o al menos así me sentía. Bueno, allí se acabó el sueño. Mi padre decidió que era hora de ponerse en marcha y me quitó mi edredón. Y por si no os lo había dicho nunca, mi habitación tiene mucho en común con Siberia. A veces por las noches, hasta puedes oír como entra el viento helado. Así que no tuve más remedio que bajar y desayunar.

Mientras veía Doraemon, me entró un impulso y empecé a buscar universidades en París como si me fuese la vida en ello. Así, una mañana como otra, en plena Navidad. Y se me pasaron las horas, leyendo cosas sobre la ciudad, tomando decisiones. De un día para otro había cambiado mi futuro. Ya no quería oír hablar de quedarme en Barcelona, y ni muchos de entrar en la universidad en la que siempre había querido estudiar.  Todos mis planes desaparecieron ante esta nueva idea.

¿Por qué no hacerlo? Estoy segura de que puedo conseguirlo y de que por lo menos puedo convencer a mi padre (mi madre es harina de otro costal). ¿Es muy descabellado? Nunca me había planteado irme de casa a los 18, pero la gente lo hace ¿Por qué no yo? Siempre me he sentido un poco atada, y la oportunidad de ser libre lo antes posible me resulta muy atractiva y terriblemente excitante.

Y es que nunca he comprendido a la gente que quiere quedarse en el sitio dónde ha vivido toda la vida, convencida de que no hay nada mejor. ¿Cómo saberlo si aún no has descubierto el mundo? Posiblemente, ni siquiera han salido de España, o Europa. Y yo, que sí que he tenido la oportunidad de viajar un poco, siempre he pensado que no he visto nada de nada. Por eso tengo esta obsesión de salir, de pasarme la vida yendo de una punta a la otra del planeta. Es como una inquietud, una especie de necesidad que no puedo ignorar. Y tampoco quiero. Por ahora empezaré por Paris, después Londres y después…bueno, el mundo. Quizá Brasil, o mejor Sídney. Aún no lo sé, pero yo no voy a quedarme quieta, ni hablar.  

Y de repente algo que parecía un inofensivo producto de mi imaginación, se convierte en un objetivo, un sueño que cumplir. Un día sin más, decido cambiar mi futuro. Y eso me da miedo, el hecho de ser tan impulsiva. No creo que sea muy bueno, pero ¿qué le vamos a hacer? Me gusta soñar, pero por encima de todo me gusta cumplir mis sueños. ¿A quién no?

Pd: ¿Qué tal las Navidades? ¿Las habéis pasado bien?



miércoles, 12 de septiembre de 2012

Mi Vida En Una Página


Nací hace más de dieciséis años en Barcelona, y desde aquel momento he vivido casi siempre con mis padres. Ahora, habitamos los cinco junto a la playa, en una casa donde no existe el silencio. Mis padres, mis hermanos pequeños y yo. También tengo dos medio hermanos mayores, como todo el mundo dice. Sin embargo, para mí son iguales que los otros dos, y los quiero mucho, mucho. Somos demasiados, pero al final te acostumbras a vivir rodeada de tanta gente. A veces, me pregunto qué sentiría si me faltara algún de ellos, y llego siempre a la misma conclusión: aunque mis momentos de soledad son muy escasos, cada uno de ellos me hace mejor y más fuerte.


Soy una chicas madura, independiente, sincera, sensata y un poco terca. ¿Qué cosas me hacen feliz? Leer el final de un libro, las clases de literatura e historia, pintar paisajes que nunca he visto, el material escolar nuevo, imaginar historias que nunca llegaré a escribir, hacer crêpes, los días de lluvia, Londres, un nuevo capítulo de Gossip Girl, Bob Marley, ir de compras, mi cumpleaños, tener razón, los locos de mis hermanos (todos ellos), deambular por una enorme librería, y el querer siempre algo más. Si, se podría decir que soy feliz casi siempre. También soy aficionada a la natación, a la comida china, ...no lo dejo ya o me pasaré aquí toda la vida.


¿Qué he hecho hasta ahora? Aprender a andar y a hablar, descubrir los números y las letras, montar en elefante, discutir con mis hermanos, visitar a Papa Noel en Finlandia y las tumbas de faraones en Egipto (no fue demasiado agradable, ni para mí, ni para ellos, supongo), conducir un trineo tirado por huskys, saber decir "hola" en diez idiomas, pasar dos noches en una cabaña en medio de la selva (rodeada de animales salvajes), ver la aurora boreal, dormir mucho, tirar el chupete, hartarme de ver películas Disney y los teletubbies, dejar el ballet, las clases de piano y el teatro, subirme centenares de veces a la estampida de Port Aventura, etc. Parecen muchas cosas, pero yo quiero más.


 ¿Pero qué quiero? Aprender a dibujar, ir a clases de italiano, acabar con mi fobia a los insectos, viajar por el mundo entero, vivir en otra ciudad, que mi madre me enseñe a cocinar (si quiero independizarme algún día y no morir de hambre), ser más optimista, estudiar derecho y economía en la universidad, escribir un libro, que mi vida sea tanto simple como por ejemplo (no lo creo), convertirme en abogada especializada en derecho internacional, ayudar a los otros...pero sobre todo seguir siendo yo misma, no cambiar nunca, por nada. Son muchas cosas, ya lo sé, y es que se me ha olvidado decir que me encantan los retos. Algunos dirán que es imposible, yo digo que si he sido capaz de resumir mi vida en menos de una página, me queda mucho para vivir, ¿no?