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martes, 10 de septiembre de 2013

Londres: una ciudad de ensueño

Después de pasar 4 semanas en Oxford, viajé a Londres donde me quedé unos días. ¿Qué hice? Aquí os dejo una lista de lo que me gusta hacer mientras estoy en mi ciudad favorita.

* Comida extranjera: Londres, al ser una ciudad tan multicultural, habitada por tanta gente de diferentes países, tiene algunos de los mejores restaurantes de comida japonesa, china, tailandesa, india, libanesa...que he probado en mi vida. Así que cada vez que vengo intento pasar de los restaurantes normales e ir siempre a alguno de comida oriental.

 Mr Chow151 Knightsbridge




* Patisserie Valerie es una cadena de cafeterías, que sirve los mejores postres del mundo, aunque también puedes comer allí. Mi recomendación es ir a merendar o a desayunar. Ya veréis que hay millones de pastelerías-cafeterías muy parecidas, sobre todo en la calle Picadilly (justo al lado de Picadilly Circus) pero ésta es sin duda mi favorita.



* Si eres tan amante de los libros como yo, debes pasar por Waterstone's (también la puedes encontrar en Picadilly). Sería capaz de pasar horas enteras allí, subiendo los pisos, examinando todas las estanterías, leyendo las primeras páginas de un libro acurrucada en un sofá...amo ese lugar. Mi recomendación: pásate por Waterstone's y ves después a merendar a Patisserie Valerie. 




* M&M Store (Leicester Sqaure) es el paraíso de cualquier niño y amante de los lacasitos. Miles de bolitas de chocolate, en todos los colores que puedas soñar, peluches, tazas, mochilas...todo con los muñecos de la marca. La tienda siempre esta repleta de turistas, pero pasas un rato genial dentro.



* Como alguien que adora comprar, Londres es un paraíso. Sin embargo, siempre intento evitar sitios como Oxford Street o Regent Street, porque están continuamente plagados de turistas y de tiendas que también puedo encontrar en España. Así que cojo el metro y voy a uno de estos dos lugares: Portobello Road en Notting Hills o Camden Town. Allí encontrarás todo lo que puedas imaginar, e incluso podrás llegar a regatear los precios. Una de las zonas más atractivas y pintorescas de la ciudad.


 *Harrods en Knightsbridge no es precisamente el lugar donde encontrar gangas. Sin embargo, a los que les gusta mirar y curiosear, Harrods os parecerá un paraíso. Os recomiendo la sala de Navidad, en funcionamiento todo el año, y el piso de los juguetes, el sueño de cualquier niño hecho realidad. Para las chicas, no os perdáis la sección de vestidos de noche y zapatos; cuestan un ojo de la cara, pero al menos te dejan probarte unos Louboutin y pasear con ellos por la tienda.




* Si el sol, por casualidad, brilla, aprovechad el día haciendo actividades al aire libre. Mis recomendaciones:

 Un paseo en bicicleta por Hyde Park. Es muy sencillo alquilarlas en cada entrada del parque, y cuando os hayáis cansado siempre podéis parar y hacer un picnik sobre el césped, al lado del lago.



También podéis subir hasta la cima de Monument (sí, los británicos son muy originales). Aunque son bastantes escalones, las vistas de la ciudad merecen la pena. 


 Una de mis opciones predilectas cuando estoy en Londres es hacer un crucero por el Támesis: una forma de ver los monumentos más importantes de la ciudad sin tener que coger el metro constantemente.

 Por último, si veis que os aburrís un poco de la capital, coged un bus o un tren y explorad el país. Yo decidí pasar un día en Cambridge, donde estaba una de mis mejores amigas. La verdad es que la ciudad tiene su encanto, con edificios antiguos, tiendas y cafeterías de cuento,  llena de los famosos College. Sin embargo, yo sigo siendo TEAM OXFORD.






miércoles, 3 de abril de 2013

Estambul #2

 Vale, después de seis días en la ciudad, no creo que haya visto ni un cuarto de ella. Esto es enorme, gigantesco. Y lo que he visto me ha gustado mucho. Para comenzar, dimos un paseo en barco por el Bósforo, donde he decidido que cuando sea mayor y millonaria (sí, lo seré aunque aún no sé cómo) tendré una mansión en el lado asiático de la ciudad. Son increíbles, con muelle propio y vistas espectaculares. Además no hay demasiadas, como en Miami, donde cada cual es más extravagante o en la Costa del Sol donde ya hay tantas que ni se ve el mar. Es un lugar perfecto.
 
No creáis que sólo me he limitado a dar paseos en barco, también he hecho turismo. Realicé la obligatoria visita a Santa Sofía, donde el aire fresco alivia el calor que hace afuera. La verdad es que la iglesia-mezquita-museo es un mejunje dispar de religiones…una imagen de Cristo por un lado y en frente frases del Corán ¿Para qué construir una nueva mezquita cuando puedes utilizar una iglesia cristiana?, debieron pensar los musulmanes en 1453. Le añadieron cuatro cosas y se quedaron tan anchos. Bien por ellos, eso que se ahorraron. No les quedó tan mal. Encima, destruir tal edificio sólo por ser un templo religioso hubiera sido una pena. Santa Sofía es magnífica, y los musulmanes siempre han tenido buen ojo para la arquitectura y todo eso. Así que os recomiendo la visita, aunque tengáis que hacer cola para comprar las entradas bajo un sol abrasador.
 
En Estambul, hay mezquitas en cada esquina, cada cual más grande así que es prácticamente imposible no visitar ninguna. Como yo soy así, me limité a visitar una. ¿Por qué visitar más si son prácticamente iguales? Eso sí, visité la mejor, o eso dicen. La Mezquita Azul se encuentra en frente de Santa Sofía, a dos pasos. Creo que los musulmanes quisieron hacerles la competencia a los cristianos y por eso la construyeron.
 
 Obligatorio llevar velo, los hombros y las piernas tapados. Ya me veis a mí, enrollandome la bufanda alrededor de la cabeza a lo turbante con tal de no usar una de esas telas que te dan para taparte. A saber cuándo fue la última vez que las lavaron. Por suerte, mi hermana me prestó un pañuelo y no tuve que hacer el ridículo. Así que cuando pasé el control, me quité los zapatos y pasé de largo. Pero como sólo me puede pasar a mí, no tuve suerte. En dos segundos una señora, nada amable por cierto, me puso una de esas telas entorno a las caderas. Al preguntarle, me dijo que el hombre que la acompañaba y que hacía con ella el control, no consideraba que mi vestimenta fuese apropiada. Casi les pego un par de gritos, pero conseguí morderme la lengua en el último momento. En cambio, fui y le pregunté por qué no iba bien vestida (llevaba leggins gordos y el abrigo abrochado que me llegaba justo por encima de las rodilla). Me contestó, todo orgulloso que se me veían demasiado las piernas. Ahí soñé con retorcerle el cuello y cortarle la cabeza. No suelo ser agresiva, es que ese tío me cabreó. Pero pensé que después de todo esa era su casa, así que mejor respetar sus reglas, por injustas que me parecieran. Dentro, la mezquita era bastante bonita aunque impresionaba más por fuera. Y si bien me hubiese gustado, no me quité ni el pañuelo ni el pareo ese improvisado por respeto a su religión y a sus costumbres. No como hicieron un grupo de chinas maleducadas, (siento la generalización, pero sólo me he encontrado con chinos maleducados en esta vida), que se quitaron el velo. A ver si no aceptas sus normas, no entres en la mezquita, hija.
 
Por último, vistamos el palacio Topkapi, que creo que alberga tanto oro como para alimentar a toda la ciudad. Que si teteras, espadas, joyas, coronas, hasta tronos de oro tenían. Demasiado opulento para mí, quizá. Lo mejor del palacio son sin duda las vistas que proporciona de la ciudad, tanto de la parte asiática como de la europea. Bueno, os dejo que esto de escribir con turbulencias es incomodo. Además ya me sirven la cena. Bon appétit pour moi. 

miércoles, 27 de marzo de 2013

Estambul #1

No es por daros envidia ni nada, pero ahora mismo estoy estirada en una cama enorme disfrutando de las vistas nocturnas de una Estambul iluminada por cientos de luces. Bueno, añadiré que estoy sola porque mi hermana no llega hasta mañana por la mañana, aunque tampoco importa mucho. Y es que estoy en estado de shock. Boquiabierta aún.

Me explico. Siempre imaginé que Estambul no llegaría a gustarme, ya que podía dibujar el aspecto de una ciudad en ruinas. Cuanto me equivocaba. Sí, es verdad, presenta centenares, quizá miles y miles de viejos edificios, cuyas fachadas descoloridas se alzan a penas como fichas de dominó sobre las colinas de Estambul. Una ciudad sin límites, y que mires por donde mires, hasta donde tu vista alcance, solo verás una marea de cemento. Pero esa colmena desordenada que se extiende tanto por Asia como por Europa esconde su encanto en su interior. El tráfico salvaje, donde no hay ley o semáforo que impere, los cientos de puestos callejeros que venden comida típica del país y los grandes bazares que te ofrecen de todo (ya sabéis lo que me gusta comprar). 

¿Y la gente? La gente es increíble. Los turcos son una mezcla entre europeos y musulmanes que respetan tus ideologías mientras respetes las suyas. Así en una misma calle puedes encontrarte con iglesias y mezquitas, con mujeres que llevan burka y otras con falda. Y eso me parece impresionante, el ser capaces de vivir en paz en una ciudad pese a que crean en cosas diferentes, y además siendo tantos (casi 14 millones de habitantes). Este logro no es más que otro atractivo de Estambul. Aunque llueve, la temperatura no supera los 10 grados y me he despertado a las 3h30, hoy he tenido un día extraordinario. Esperemos que el resto sea así, al fin y al cabo las apariencias siempre engañan.

Por último, un consejo que os doy por si algún día os decidís a venir a Estambul: nada de tacones o no parareis de meteros ostias contra el suelo. Os lo dice alguien que sabe del tema ;)