Mostrando entradas con la etiqueta personalidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta personalidad. Mostrar todas las entradas

miércoles, 15 de mayo de 2013

Demonios bailando


La vida es difícil. Es irónico que yo lo diga ¿no? La tengo medio resuelta desde que nací. Pero eso no ha impedido que me ponga trabas, obstáculos y trampas. A cada esquina que cruzo. Y que yo haya caído una y otra vez.

A veces la gente no comprende que alguien pueda tener millones de personalidades. Existe la chica loca por los tacones, la que disfruta como una niña viendo Harry Potter, la que le gusta hacer pasteles, la fría como el hielo, la adicta a los libros de asesinatos y a Gossip Girl, la sarcástica y la comprensiva. Y todas son una sola chica. YO.

Y como la gente no lo entiende, no llegan a conocerme. Aunque, ¿puedes conocer a alguien completamente? Creo que no, y tendríamos que empezar a asumirlo. Sino después vienen eso “Era un chico encantador y de lo más normal”, “Jamás imaginamos que esto acabaría ocurriendo”, “Siempre tenía una palabra amable”. ¿No os recuerdan al telediario? Se oyen cada dos por tres, cuando algún conocido empieza a describir a su vecino asesino, a su amigo terrorista. ¿Quién habría pensado que alguien podría hacer algo así? No llevamos escrito lo que somos en la frente, porque no somos una sola persona.

Todos tenemos nuestros propios demonios, escondidos detrás de una sonrisa brillante, de una fachada construida cuidadosamente. Y debajo de esa máscara de mentiras, encontrarás miedo y odio, ira y deseo. Un coctel explosivo imposible de apaciguar. Porque la furia, el resentimiento, la violencia se acumulan, hasta que estallan, como una bomba de relojería. Y entonces pasa lo que pasa.

No intentes entender a alguien del todo, porque cuando lo hayas clasificado y etiquetado debidamente en tu cabeza, comprenderás que te has equivocado. Por las buenas o por las malas. Y es que las personas somos más complicadas de lo que parece. Ese es el gran peligro. “Don’t get too close, it’s dark inside, It’s where my demons hide”. Y acabará haciéndote daño, quizá sin darse cuenta.

Pero, no sé cómo, siempre acabamos cayendo en la madriguera, volviendo a confiar en alguien, pensando que nada sucederá. ¿Y quién dice que pasará algo? La vida es bella (¡no me refiero a la peli!), digan lo que digan. Y hay tanto que hacer, tanto que vivir. Nadar con delfines, tomar toneladas de helado, dar la vuelta al mundo, bailar hasta el amanecer, escribir libros, inventar historias. ¿Y qué si de vez en cuando tropezamos con algún demonio? Yo seguiré bailando. Hasta el amanecer, sobre el frío asfalto, bajo la lluvia o el sol, en ciudades perdidas, en lugares por descubrir ¿Quieres tú también? Pues ven aquí, aunque nunca lleguemos a conocernos de verdad, aunque nos hagamos daño, aunque duela. Aunque las heridas nunca sanen, aunque queden cicatrices imborrables. Aunque nos caigamos ¿Te levantarás y seguirás bailando? Yo hasta que el tiempo acabe conmigo.


lunes, 11 de febrero de 2013

Vive y deja vivir


A veces me imagino que un día me volveré a encontrar contigo en la calle, en un centro comercial o en el aeropuerto, no me importa. Entonces te miraré desde lo alto de mis tacones y te sonreiré como si nada. Después te daré un beso en cada mejilla y no volverás a aparecer en mi vida. Nunca jamás.

Por ahora me contengo, te ignoro y me callo aunque sé perfectamente todo lo que vas diciendo de mí, a mis espaldas. Pero yo sonrío, y sigo como si nada. Sé que te enfurece, que te gustaría ser el centro de atención. Sin embargo, has elegido a la persona incorrecta a la que odiar, porque a mí sinceramente me da igual. Es como si decidieses odiar a una pared o a una silla. Y es que además no entiendo esta obsesión, seguro que no es sana ¿no crees?

Bueno, no te preocupes, que en tu mundo, yo puedo seguir interpretando el papel de bruja, aunque no por mucho tiempo ¡eh! Que ya me cansa bastante. No sé, podrías variar de Cruela de Vil un poco más. Mientras, yo seguiré con mi vida. Como decía mi ídolo Bob Marley “Preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación. Porque tu conciencia es lo que eres y tu reputación es lo que otros piensan de ti. Y lo que otros piensan, es su problema”. Así que sea lo que sea lo que tienes contra mí, soluciónalo tú porque mi conciencia está bien limpia. No sé yo la tuya. Háztela mirar. 

Y un día saldré de copas con unos amigos y me reiré de toda esta historia, o quizá ya ni siquiera la recuerde. Porque es una simple nimiedad, una anécdota divertida de mi vida. Ser odiada sin razón, sólo los mejores pueden alardear de ello. Y espero que tú hayas cambiado un poco, y te interese más tu vida que la de los demás. A lo mejor hasta eres feliz, quién sabe. No estaré allí para verlo, créeme, en cuanto pueda desapareceré de tu vida, o mejor dicho te borraré de la mía, que no hay espacio para cualquiera.

Siento que te hayas topado con un muro tan difícil de derribar, porque la vida ya se ha encargado de hacerme fuerte, a golpes sí, pero por lo menos eso me ha evitado ser una víctima o una hipócrita. Y me ha enseñado a sonreír, a ser pacífica, a apreciar la felicidad en las pequeñas cosas, a quererme. Algún día, creo que también aprenderás esas cosas y entonces serás capaz de ser realmente feliz. No más sonrisas fingidas, no más palabras falsas. Y espero que llegues a serlo, de verdad, porque siempre he pensado que todo el mundo lo merece.

 Mientras, yo seguiré siendo feliz aunque me odies, seguiré sonriendo y siendo simpática aunque acabe de oír lo que dices a mis espaldas, porque soy así, y serás incapaz de cambiarme. No suelo enfadarme, y tampoco es que odie a alguien. No le veo la utilidad. Y a pesar de que quieras que me pase el día hablando de ti, no lo haré ¿Para qué? No me gusta desperdiciar saliva, ni hojas ya que estamos. ¿No crees que ya te he dedicado la atención suficiente, o mejor dicho, la que te mereces por mi parte? Así que espero que todo te vaya bien. Vive y deja vivir. Punto final. 


jueves, 13 de diciembre de 2012

Internet ¿sí o no?

    Es incuestionable que, desde su nacimiento por allá en los años noventa, Internet ha alterado nuestra vida por completo. Y es que hoy en día lo utilizamos para todo: relacionarnos, ver películas, escuchar música, trabajar, comprar, vender, etc. ¿Por qué? Es más cómodo, más fácil, y por encima de todo más rápido.

¿Pero es todo de color rosa? En absoluto. Su aparición también ha desencadenado problemas, entre ellos la perdida de privacidad. Búscate en Google y es muy posible que encuentres información tuya. Lo irónica es que normalmente nosotros mismos la subimos a Internet. También ha afectado nuestra forma de relacionarnos. No es lo mismo hablar a través de las redes sociales que en persona, digan lo que digan. Se pierde toda esa parte no verbal como los gestos o las expresiones, así que bien podrías estar hablando con un robot y ni te enterarías.

Además esto de los Whatsapp, de Facebook,.., no me hace demasiada gracia. La gente cambia (no para bien) detrás de una pantalla, como si ésta se tratase de un escudo que les protegiese. Se vuelven más “valientes”, o eso se creen, porque esconderse detrás de un ordenador  no me parece una hazaña heroica, ni mucho menos. Insultan, difaman, te recriminan…¿No me lo puedes decir a la cara? Así a lo mejor hasta te respondo y todo. Pero no, ocultarse es más fácil. Y este es el tipo de persona (por llamarlo de alguna forma) que ha creado Internet: envidiosos, resentidos y capullos de alhelí (como diría mi profesor de Lengua) que se dedican a hacer daño a los demás o simplemente a joderles.

Por último, sólo puedo preguntarme, si después de todo podríamos vivir sin Internet. Es algo sobre lo que reflexiono frecuentemente (no demasiado, la verdad). Y es que vivo rodeada permanentemente de tecnología: mi portátil, la Blackberry, el e-book y mi Ipod, y dependo bastante de ella (¡es que sin ella no podría escribir aquí!). Así que he llegado a la conclusión de que sí, sí que podría vivir sin todo esto, los seres humanos lo hemos hecho durante miles de años. Pero (siempre hay un pero), después de haberlo probado no pienso dejarlo. Jamás. ¿Soy una adicta? Puede. A lo mejor. Posiblemente. ¡BASTA! (me voy a dormir)